Esta no es una bahía, ni ese su cielo en algún lugar del Caribe

 

Alegoría. 2023.10.12 © Eric N Alvarez

Esta no es una bahía, ni ese su cielo en algún lugar del Caribe, no es tampoco la bahía de San Juan o la llamada boca del Morro, esta imagen no documenta para la historia, ni siquiera, un movimiento del mar que entra voluble y voluminoso a los pies de un viejo castillo español; este espacio que ha capturado la imagen que identifico con torpeza, es una alegoría arrastrada y terrible desde todos los tiempos; interprétalo tú, querida; yo digo que es una alegoría clara de estos tiempos malditos, de odios irracionales, de fanatismos de todo tipo, hasta el grado de la barbarie, del odio instalado en Estados y autócratas insensibles al planeta que se deshace, y a las heridas de las crisis humanitarias desparramadas por diversos continentes.

Esta no es una bahía, ni ese su cielo en algún lugar del Caribe, es una alegoría que, el azar del movimiento de las nubes sugiere un proyectil gigantesco dirigido a algún lugar de la costa de esta isla donde resido, y muere cada día una parte de mí, cada día más rápidamente, a consecuencia de la agonía del mundo que conocimos alguna vez. 

Es la alegoría de las guerras en el Oriente cercano y medio, es la alegoría del asesino ruso; es cierto, nada de esto se compara todavía con la Segunda Guerra Mundial, con el fascismo y el estalinismo o Vietnam; y es cierto que a las guerras de hoy, al plantearse el cuadro del horror, hay que añadir el racismo, la discriminación, y la opresión en todas las formas posibles que aún persisten en el mundo. Una lista de ello nunca podría ser completada.

Es la alegoría del cielo que llueve pedazos de cadáveres sobre las conciencias. Desde luego, los ladrones y tiranos, sencillamente sonríen. La alegoría que les corresponde yace en un infierno sembrado con ojivas nucleares...   

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