El espacio intrínseco del silencio ancestral
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| espacios intrínsecos del silencio. (2025.11.27. Eric N Alvarez) |
Pensaba, más bien hablábamos; a la vista inmediata, el ocaso en el horizonte, sobre el mar…
— hay una extraña relación entre el ocaso, el mar, la soledad, y quien observa capturado por la luz y el color; una suerte de un intercambio impuesto que parece pretender, con la promesa de los diversos trazos de colores en un cielo azul que se pierde en la oscuridad,
que me deje capturar por la belleza de sus destellos para, digamos, no volar jamás; tanto ofrece el ocaso que nadie puede obviar el fenómeno recurrente cada tarde cuando imaginamos el anochecer; el ocaso lanza su señuelo de luz y color, y uno acepta, se deja llevar, y ese instante en el tiempo se instala para siempre en los recuerdos que esconde la memoria del alma en la soledad frente al mar…
— es el silencio frente al mar,
la luminosidad que nunca terminó
ni terminará,
en las noches, si sueño contigo,
la trama onírica propone
intuiciones, anticipaciones,
previsiones de hechos imposibles que luego ocurren
según lo presagiaste;
— para que te enteres algún día
tras giros incontables
y luces entrecruzadas desde distancias milenarias
de premoniciones, presagios, intuiciones,
tras esos momentos de clarividencia y anticipaciones,
[para que nos “enteremos”, pienso]
¿o tal vez para que nos enteren, que nos digan?
para que afirmen desde una racionalidad que bien conozco
“que no”,
que definitivamente no fueron premoniciones aquél sueño vívido en la madrugada mientras aún dormías,
aquéllos incidentes emergiendo entre las nieblas del subconsciente,
y que aún despierto no pudiste dejar de repasarlos,
te dicen,
lo lees
[incisiva conducción de un research inacabable
que se hace circular porque no convence
a la luz de la experiencia
a la luz de esa cosas que te pasan
y te seguirán pasando],
la contradicción es evidente
y desde allá afuera los demás
“que no”,
que mi mente [nuestra mente] impone el juego de hacerte creer
que anticipaste lo vivido,
que lo vivido lo retrotraes en tus ideaciones psicóticas
a un sueño,
a aquella trama onírica que realmente
— dicen —
no tuviste;
— yo lo dudo ¿sabes?
te puedo decir que lo dudo
y sé que no me creerás,
los dudo con fruición sobre todo en las tardes
en las que la soledad se entiende con el ocaso
sus colores y el mar
sobre todo frente al mar
yo lo dudo
como una muchacha de blanco
sentada en el muro de un boulevard maltrecho
olvidado y sin futuro
mirando la soledad en el espacio abierto
frente al mar;
me entiendes, ¿no es cierto?
yo lo dudo
como dudo mis encuentros y mis despedidas
como dudo un chao sin número
sin ofertas
sin tratos o promesas
sin delirios
sin respuestas ni apuestas
—mientras todo eso ocurre, si es como dices, el movimiento de la tierra
permite que su luz [la del sol] llegue a otras vidas
y otros espejos
cuando aún no se ha completado su ciclo de rotación,
y otros cuerpos celestes participan aunque distantes
del pas de deux de la elíptica solar que explicó Johanness Kepler,
quien además de matemático era músico y escritor,
pero qué te importa, ¿no?;
— observa; es un espacio de soledad y el silencio ancestral
de las partículas que se dispersan en el aire,
en el golpe de las olas sobre la arena,
y las rocas se convierten en una parte
indispensable de un silencio que es más poderoso que la realidad,
un silencio que nace desde el interior del ser integrado
al fenómeno del ocaso,
mientras al mismo tiempo sugiere otro evento onírico
otro juego de la subconsciencia
que no hace desaparecer necesariamente la angustia en mi interior,
mucho menos el dolor de los demás,
de los otros,
en los colores del cielo,
en las nubes que se tornan grises
mientras se reconfiguran trazando otras formas
durante el único cotidiano evento
del sol cuando se sumerge en el océano,
en el horizonte distante de un día más,
y se produce recurrente, al menos en mí,
la urgencia de rearmar y redirigir mis pasos de hoy
en este aquí,
durante el instante, onírico o no, de esa
extraña relación entre el ocaso, el mar y la soledad…
Eric N Alvarez © 2025.11.28 [ψ]



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