Umbral


la vida traspasa 
el umbral de los hechizos 
como si pasara bajo un arcoíris

yo traspasé el umbral 
de los hechizos 
imberbe y sexagenario
como quien atraviesa 
una indistinguible y confusa
cortina de recuerdos

en mi memoria tu rostro terso 
tus ojos sorprendidos 
otro beso en mi vida
sin proyectos ni propuestas 

y yo entonces desprendido 
de mi cuerpo que ahora también 
se ha desprendido 
de esa dimensión interior
incomprensible y náufraga 
que observa callada 
desde una perspectiva 
que el yo cotidiano no alcanza
distante como nubes
y un cielo intensamente azul
con vocaciones oceánicas

me alejé como aquél día 
y como siempre me he alejado 
sin despedidas firmes
sospechando que saldría
a través de las puertas 
de vidrios de madera
de este nuevo viaje 
en las imágenes
brillantes que nutren 
la nébula suave del delirio
y que había comenzado 
sencillamente 
con el llamado de tu voz

escapé de mis rastros
me instalé en el ritual intrigante 
del pecho frío y ahuecado
vacío como una cueva sin alma
descifrando melancolías
a sabiendas de que mi vida
cargada de alucinaciones
había iniciado su camino
a uno de sus temidos precipicios

gravas sobre el suelo
acompañaron mis pasos 
mis pensamientos  
divagaban la explicación 
de aquella imagen 
vívida y obsesionada
atada a los contornos de tu cuerpo 
a la magia de los rasgos suaves
de tu rostro lunar como la nieve
aguda como un misterio 
percepción de aquello 
evidentemente inexistente 
como la eternidad de los sueños...

una invitación a sumergirse audaz 
en el mar a la hora
de los más atrevidos retos humanos
cuando el océano exhibe
sus piezas más poderosas
en el viejo tablero de salitre y algodón...



Eric Alvarez © Texto. Fotografía: 2019/9/05, Miramar, SJ, PR

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