El atracadero blanco (o rumba flamenca en La menor)
Guánica. PR. 2019.07.04 © Eric Alvarez/Eralvrez QC |
Cuando quiso encontrar respuestas
a las cosas que nunca antes quiso confrontar
no esperó una voz, una mirada, o una señal
para comenzar buscó un atracadero
de donde partir a buscarlas en el mar…
Descubrió que el océano
había dejado de ser azul
que vestía negro, blanco y gris
y que su atracadero para salir
a buscar las respuestas temidas,
era un tablado ruinoso de salitre
sobre un extenso manto de algas,
en una ciénaga que quería ser mar...
El paisaje blanco y negro
secuestró sus sentidos
veía la costa alejarse
como el amor
que inevitable muere
arrastrado por los vientos
arrastrado por los vientos
de los desalientos...
Su mundo de recuerdos
desaparecía con sus colores,
desaparecía con sus colores,
se desvanecían los ojos y los cuerpos
de aquellas mujeres que deseó amar,
como estrellas lejanas
de noches sin caricias ni miradas...
Supo que nada podía
detenerse sin llegar a algún final,
y que allí se encontrarían las rutas
hacia otro absurdo final
que las caracolas son eternas
y que las olas siempre escapan
de regreso al mar...
Pensó su vida en segundos
de regreso al mar...
Pensó su vida en segundos
mientras la costa se alejaba más
abrazó los recuerdos
que aún le habitaban
aquellos que sabía
no desaparecerían después de soñar...
Hizo inventario de los años
en la distancia
ya no tenía por qué esperar
decidió entrar al mar
piélago gris
piélago negro
desde el atracadero blanco
a buscar sus respuestas
en los abismos innumerables
en los abismos innumerables
de los océanos desconocidos
y decidió no regresar...
(Nota: Versión de 2022.11.28.)
Eric N Alvarez/ Eralvrez QC © 2022.11.22
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