“…y por qué matizar tu luz y tus colores, si estás tan lejos de mis manos sin dedos y mi boca sin labios ni lengua, cuando el cielo me sugiere un corazón, o tal vez tu rostro, sobre un océano cada vez más cercano, cada vez más presente en mi vida y en las rutas que camino, como esos sueños en los que apareces con tu pelo, tus ojos y tus calladas caricias, sueños que no terminan, circulares y, después de todo, determinantes.”
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