Laberintos de los árboles oscuros
Tal vez algún día sus obsesiones más recurrentes, sus alucinaciones y sus imágenes más improbables, desaparecerían junto a aquellos laberintos, sumidos dentro de otros laberintos, atravesados por árboles oscuros, donde Asterión aguardaba, ambivalente, y profundamente angustiado, el próximo rito que preferiría no consumar, laberintos de minotauro en los que moraba con su cuerpo extremo, con sus cuernos y su soledad.
George Frederic K. Watts Painting |
Al paso de los espacios del tiempo multipolar que rige la vida, un día como cualquiera otro, Asterión caminaba su angustia por uno de sus laberintos cuando fue atacado por un hombre con una espada. Asterión no se defendió con entrega. Tras el enfrentamiento, cayó al suelo entre jadeos, y exhaló.
Teseo, después de constatar que Asterión había muerto, agarró su espada ensangrentada, y se marchó, con sus propias tribulaciones y sus demonios.
(Publicado originalmente el 22 de febrero de 2020. © Eric N Alvarez)
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