Cuba y Puerto Rico: Sinceridad e hipocresía ante Guillermo Fariñas y los presos políticos (una discusión local que no lo es)

La anunciada excarcelación (mas bien expatriación) de 52 de los aproximadamente 75 disidentes políticos en prisiones cubanas ha causado un movimiento telúrico entre los sectores de la mal llamada izquierda puertorriqueña. El catalizador parece haber sido el haber descubierto, bastante tarde por cierto, las injusticias cometidas por el régimen cubano contra la disidencia cubana y contra los presos políticos. Ello, a raíz del caso de Guillermo Fariñas, el sicólogo y periodista disidente que inició una huelga de hambre que duró 134 días hasta el jueves pasado.

Antes de continuar, es necesario hacer constar que el caso de Guillermo Fariñas y su huelga de hambre exigiendo la liberación de los presos políticos, particularmente de los disidentes encarcelados en lo que se conoció como la Primavera Negra de 2003, ha estado planteada desde febrero pasado cuando murió Orlando Zapata Tamayo, como producto de su huelga de hambre exigiendo mejores condiciones en la prisión y la liberación de los disidentes presos.

Unas declaraciones de Héctor Pesquera, portavoz del Movimiento Independentista Hostosiano, MINH —entidad de relaciones muy estrechas con la dictadura cubana— en las que se refirió a Guillermo Fariñas como un suicida que le puso causa a su patología, le añadió leña al fuego de la aparente conmoción causada por la liberación de los 52 disidentes, y la huelga de hambre, tratada hasta entonces con indiferencia, desconocimiento y rechazo, por los sectores nacionalistas, neo-nacionalistas y de la presunta izquierda boricua. Para una discusión previa de este fenómeno considere Cuba: entre la infamia y el cinismo, publicado previamente en este blog. 


Acostumbrados a la defensa irrestricta del régimen cubano —sacrosanto y exento de toda crítica— como una cuestión de principios, en esta ocasión estos sectores se han entregado a una discusión intensa en las redes de Facebook, gracias a una nota, sincera y audaz, publicada por el profesor Tito Otero, sobre el caso de la huelga de hambre de Fariñas, a través de su página en ese medio. En esta discusión se han manifestado las más severas —y justificadas— críticas, así como las defensas ya tradicionales del régimen cubano.



Pero la vida no siempre fue así. Hay que indicar que ambos casos, tanto el de Zapata Tamayo, como el de Fariñas fueron simplemente desconocidos, ninguneados, ridiculizados y en algunos casos hasta rechazada su existencia, por parte de los sectores que ya he mencionado, particularmente por aquellos que giran alrededor del ya mencionado MINH. Así había sido hasta este viernes pasado. (Vea Cuba: entre la infamia y el cinismo)

En el proceso de discusión en Facebook, bajo la nota publicada por el
profesor Otero, se han producido serias e importantes reflexiones sobre el significado e impacto de la huelga de hambre de Fariñas, la cual cesó el jueves al serle confirmada la liberación de los 52 presos políticos.

Desafortunadamente, sin embargo, no han faltado los golpes de pecho, las flagelaciones, todo tipo de gestos y de llantos de lagartos jurásicos, todos tardíos, en torno a la huelga de Guillermo Fariñas y las carencias democráticas bajo el régimen cubano. Se llegó hasta señalar que era inexplicable que ¿la muerte de Fariñas? hubiese pasado “sin pena ni gloria”, cosa, caramba, a lamentar.

¿Muerto Fariñas? ¿Sin pena ni gloria? Confieso que antes de expresarme sobre esos comentarios, revisé una y otra vez el Internet. Efectivamente, Fariñas al menos hasta el momento en que escribo, no ha muerto, y esperamos que pueda recuperar su salud.

No podía creer que el ninguneo, el desconocimiento, y sobre todo la indiferencia por parte de un sector de la academia y de la intelectualidad boricua pudiera haber llevado a hacer semejante expresión. Pero efectivamente se hizo la expresión en el contexto de comparar el caso del irlandés Bobby Sands con el de Fariñas. Y esto es lo realmente importante en cuanto a estos comentarios.

En el caso del primero, se nos indica, su “muerte en huelga de hambre en 1981 causó un aumento substancial del poder político del IRA en Irlanda”. La premisa inarticulada tras ese señalamiento parece ser que si tras la “muerte” de Fariñas, que de hecho “ha pasado sin pena ni gloria”, no se produce en Cuba “un aumento sustancial” de oposición al régimen, entonces “lamentablemente” no existe oposición real en Cuba. En ese contexto, el caso de Fariñas es marginal y no representa el sentir de los cubanos. Se trata de una habilidad admirable —¿o debería decir repugnante?— para el manejo del cinismo.

A estas manifestaciones se añade, por parte de algunos, una suerte de descubrimiento, de sospechosas sorpresas y lamentos tardíos. Me permito informarles que a quienes único estos sacrificios y estas luchas les han sido inexistentes o desconocidas, es a quienes hoy se flagelan en público, y particularmente, en la discusión promovida por el profesor Otero.

En España, y en otros lugares ha habido un movimiento activísimo apoyando a Fariñas y la liberación de los presos políticos cubanos. Incluso, entre otros muchos, existe en Internet el sitio OZT para el recogido de firmas por la liberación de los disidentes políticos presos, para el cuál hay un enlace en esta página.

Quizá para los sectores boricuas que hoy están conmocionados, el haber considerado en su momento las declaraciones de Pablo Milanés, hechas desde el año 2008, les hubiese explicado a tiempo muchas de las cosas que recién descubren, e incluso les hubiese evitado a muchos algunas decepciones.

Pablo tuvo claro que al régimen había que "cuestionarlo de un modo radical", mucho antes de que Silvio Rodriguez —el idolatrado diputado que tantas veces bajó el dedo pulgar contra la disidencia cubana— iniciara sus galimatías y juegos de palabras para salvar cara ante los inminentes cambios en el horizonte. (Oprima aquí para un comentario sobre las declaraciones de Milanés y un enlace a la entrevista en las que fueron ofrecidas.) Además, considérese lo que expusimos en el artículo publicado en este blog sobre los efectos del Concierto de Juanes.

Expreso mi felicitación al profesor Otero por su iniciativa audaz y sincera en Facebook. Lamento, por otro lado, que en lo que respecta a las luchas por la democracia en Cuba, los sectores políticos en Puerto Rico, y particularmente cierta intelectualidad neo-nacionalista, circulen entre la indiferencia, la hipocresía, y el cinismo, como quien circula, con una copa sniffer con buen whiskey en la mano, por los salones de la alta y elitista "cultureta" isleña.

Comentarios

Evidencias ha dicho que…
A veces, lamentablemente pasa demasiado cerca del cinismo el aoyo a un gobierno que con sólo estr 50 años en el poder debería ser el centro de la crítica.
No puedo decir que ya me gustaría verlos viviendo en Cuba porque de verdad, no e lo deseo a nadie. Ningún ser humano merece vivir sin libertad... para no hablar de las pequeñas cosas...

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