El Concierto de Paz Sin Fronteras: entre la Infamia y la Esperanza
Tienen razón quienes han manifestado su simpatía, y hasta su euforia, ante la celebración el pasado domingo 20 de septiembre del Concierto Paz Sin Fronteras, en la Plaza de la Revolución de La Habana, convocado por Juanes y Miguel Bosé. La celebración de este Concierto trascendió ideologías, prejuicios, y sobre todo, y más importante aún, colocó a los cubanos de la Isla, unos al lado de los otros, por encima de las diferencias que puedan tener sobre la dictadura, o para ser políticamente correctos, sobre el gobierno vigente.
Cierto que Juanes y Bosé enfrentaron todo tipo de presiones por parte de los extremos: es decir los sectores fosilizados del exilio en Miami, y por parte del propio gobierno cubano. Cierto que tras el Concierto no cambiarían, al día siguiente, las condiciones de existencia de los cubanos en la Isla. Pero esos factores no desmerecen en modo alguno la importancia de este evento en lo que pueda contribuir a un futuro democrático de nuestra querida Cuba, sobre todo cuando vemos los procesos históricos como una sucesión de eventos paralelos, que confluyen y que pueden producir diversas consecuencias. (Sobre este tema vea Las Causas No Existen, del profesor Carlos Pabón, publicado en Los Archivos del Mandril.)
El Concierto me trae a la memoria la famosa decisión tomada por los funcionarios del desvencijado gobierno de la Alemania del Este, de permitir el libre tránsito de los berlineses a su contraparte occidental en noviembre de 1989. Lo demás es historia. Antes de llegar a considerar las similitudes de ese suceso con el posible impacto del Concierto, se impone un breve repaso de las posiciones asumidas y algunos de los incidentes relacionados con este evento, para muchos de peso histórico.
El Concierto y las Posiciones Asumidas Ante el Evento
Antes que nada, es necesario considerar la oposición a su celebración, por algunos sectores del exilio en Miami, que no alcanzaron a comprender la importancia de la apertura de rendijas a través de las cuáles se pudiera respirar en Cuba un poco, al menos, de democracia. Reconozco que el temor de este sector de que el Concierto fuera manipulado como un mecanismo de relaciones públicas del régimen tenía, y tiene, base en la realidad cubana. Sin embargo, lo cierto era que el evento era capaz de generar, como de hecho generó, su propia dialéctica, su propia dinámica de cancelación de posiciones extremistas, lo que le permitió trascender las expectativas políticas de corto plazo tanto de estos sectores del exilio como de la dictadura.
La posición de la disidencia en el interior de Cuba, al menos del sector a cuyas posiciones tengo acceso a través de sus publicaciones en Internet, fue mucho más sensata y certera. Las palabras del periodista Pablo Pacheco, preso en la cárcel de la Canaleta de Ciego de Ávila, desde su blog Voz Tras las Rejas, en su artículo Sobre el Concierto de Juanes, publicado antes de su celebración, son de gran importancia al respecto. Pablo señaló poco antes del evento:
Como un suceso sin la relevancia que en realidad merece, las autoridades de cultura de Cuba han anunciado un posible Concierto del cantante colombiano Juanes. Un amigo del que dependo cuando necesito una información eficaz me explicó que a raíz del aviso comenzó una lluvia de críticas de un sector intolerante en cuanto a cualquier beneficio a Cuba, o mejor, al gobierno cubano se refiere. Por supuesto que eso un derecho que tienen y del que yo sería incapaz de privarlos, pero es preciso comprender que Juanes cuando nos deleita con su música no lo hace para agradar a Obama, Uribe, Chávez o Raúl Castro.Por otro lado, nadie se hizo de ilusiones sobre las consecuencias de la celebración del Concierto. Al respecto Yoani Sánchez, quien escribe para lectores cubanos y del mundo, y no precisamente para agradar a engreídas columnistas itinerantes de la prensa boricua, comentó tras el evento en Generación Y:
Él canta para todos los pueblos y es bien claro en las declaraciones: “Canto para la paz”. Identificarse con los cubanos es necesario. Si queremos abrirnos al mundo y que el mundo se abra a los cubanos tenemos que aprender a tolerar, pero sobre todas las cosas tenemos que amar sin barreras. Con esto no estoy dando el beneplácito al gobierno de La Habana. Me tienen preso por escribir lo que pienso y creo que eso cuenta. (Enfasis del Quantum de la Cuneta)
Mañana amanecerá como cada lunes. El peso convertible seguirá por las nubes, Adolfo y sus colegas tendrán otro día tras las rejas en la prisión de Canaleta, mi hijo escuchará en la escuela que el socialismo es la única opción para el país y en los aeropuertos nos seguirán pidiendo un permiso para salir de la Isla. El Concierto de Juanes no habrá cambiado significativamente nuestra vida, pero tampoco fui a la Plaza con esa ilusión. Sería injusto exigirle al joven cantante colombiano que impulse aquellos cambios que nosotros mismos no hemos logrado hacer, a pesar de desearlos tanto. […]Por su parte, Reinaldo Escobar destacó la importancia del Concierto para el proceso de unidad del pueblo cubano y la definición de los parámetros de una cultura política que nada tiene que ver con los extremismos y las divisiones vividas durante los 50 años de "Revolución". En su artículo, titulado Una Sola Familia, en su blog Desde Aquí, señala con absoluta claridad:
Si vemos la presentación de este 20 de septiembre como el ensayo general del Concierto que algún día tendremos, entonces hay que felicitar a los que participaron. Incluso si no hubiera otra y la Plaza retomara sus solemnidad y su grisura, al menos esta tarde de domingo vivimos algo diferente. En un sitio donde se ha sembrado sistemáticamente la división entre nosotros, Juanes –al caer el sol- ha gritado “¡Por una sola familia cubana!” (Después de Juanes, de Yoani Sánchez para Generación Y; énfasis del Quantum de la Cuneta)
Yo también hubiera preferido que fuera un Concierto por la Libertad, por aquello de las prioridades, pero si la paz fue entendida como sinónimo de reconciliación entre la familia cubana, entonces estoy de acuerdo con Juanes en el nombre escogido para su presentación en La Habana.La Infamia
Reconciliación no sólo entre las polaridades más visibles: víctimas y victimarios de uno y otro grupo, sino también entre los que dejaron de hablarse por discrepancias políticas, entre quienes fueron carcomidos por la sospecha de que el otro era de la CIA o del G-2, vendido oportunista o mercenario sin conciencia. Será difícil, pero imprescindible, porque si los cimientos no son fundidos con el material que la paz y la reconciliación proporcionan, la libertad terminará siendo un perro rabioso que nos morderá a todos.
La plaza estaba llena, no sólo de personas, sino de modos de pensar, de tendencias y credos. Nadie puede dividir en dos bandos a toda una nación. A ver, usted que me está leyendo, ¿en cuál saco quiere que lo echen?, ¿donde van los que hicieron explotar un avión en pleno vuelo en el que viajaba nuestro equipo de esgrima, o en el que están los que hundieron el remolcador 13 de marzo, cargado de inocentes? ¿En el saco de los que ahorcaron al alfabetizador Manuel Ascunce o en el de los que ordenaron derribar dos avionetas desarmadas? La gente que vi en la plaza el pasado domingo no cabía en ninguno. Los jóvenes que acompañaban las canciones tenían sus ojos puestos en el futuro, no digo que fuera un coro de ángeles, pero no seré yo quien los satanice como “cómplices de la dictadura”. Que los cubanos seamos una sola familia es un hermoso y necesario propósito, gústele a quien le guste y pésele a quien le pese. (Enfasis del Quantum de la Cuneta)
En las entradas anteriores a este artículo he publicado, no sólo algunos vídeos de momentos de interés del Concierto, sino del famoso vídeo, así como la transcripción de su contenido, del
incidente suscitado entre los artistas Juanes, Bosé y Olga Tañón, entre otros, horas antes del Concierto. El incidente fue provocado, aparentemente, por las continuas y diversas exigencias de los funcionarios cubanos a Juanes y Miguel Bosé, por la pretensión de limitar quienes podrían asistir al Concierto, y acusaciones infundadas, que llevaron a los organizadores al extremo de considerar suspender el evento, al menos, según se desprende del vídeo. Las consecuencias políticas para el régimen cubano de tal acción hubiesen sido nefastas.
De mi parte, no me sorprendería que los funcionarios del Estado hayan acusado a Juanes, Bosé y compañía, de participar de algún tipo de entramado junto a la disidencia, o que hayan exigido la participación de ciertos artistas leales al régimen, y de limitada relevancia en el ambiente artístico de estos días, para tratar de asegurar que hubiera voces fieles entre los cantantes participantes.
Sin embargo, lo que es una realidad, dejando aparte teorías o suposiciones, es que nadie que haya visitado por el tiempo suficiente, o vivido en Cuba por un tiempo razonable, dudaría que los artistas, particularmente Juanes y Miguel Bosé, habrían de ser vigilados de cerca por los operativos de inteligencia del régimen. Mucho menos, dudaría que el régimen habría de intentar manipular el exitoso evento con el objetivo de mostrar al mundo una imagen de tolerancia y apertura.
La vigilancia y las presiones sobre Juanes y Bosé, según reflejan el vídeo de referencia, deben haber estado presentes todo el tiempo desde la llegada de los artistas a Cuba. Sería iluso pensar lo contrario de un Estado cerrado donde se condicionan las manifestaciones o expresiones públicas a que se mantengan “dentro de la revolución”. Es decir, condicionadas a no manifestar oposición sustancial alguna al orden vigente. Sería ingenuo además pensar que el régimen no trataría de manipular la imagen del evento. Sin embargo, el cuadro after party del Concierto es más complejo.
La Esperanza
El régimen se ha ido colocando a sí mismo en una encerrona ideológica, en un callejón sin salida. Haberse opuesto a la celebración del evento hubiese lacerado aún más la ya desgastada imagen de la dictadura. Pero al permitir su celebración, se posibilitó una manifestación amplísima del deseo de manifestarse de nuevas maneras, del deseo de cambio, por parte de la mayoría de los cubanos que estuvieron allí presentes. Mayorías que de ordinario no pueden expresarse libremente, sino como lo hicieron, a través de su encuentro con estos artistas, particularmente aquellos venidos del extranjero, que en todo momento hicieron claro que su única agenda era la Paz.
Muy equivocados estaban los burócratas del PCC y del régimen, si por sus anquilosadas mentes pasó la idea de que algunos de los artistas se pararía allí a darle vivas a la "Revolución" y demás slogans de costumbre. El Concierto se llevó a cabo y fue un éxito que trascendió las fronteras cubanas a pesar de los sectores estancados del exilio, y sobre todo, como demuestra el vídeo de la infamia, a pesar de la dictadura.
Para mí, el Concierto de Juanes tiene aires, un no se qué, de Berlín, noviembre, año 89. En cierto modo me produce un resemblance del ambiente político creado por la autorización dada a los berlineses por el gobierno de la RDA para cruzar el muro maldito. La participación de más de un millón de cubanos, convocados por un grupo de artistas, movilizados voluntariamente, como hacía mucho tiempo no se veía en La Habana, y esta vez, no para escuchar los discursos interminables del Comandante en Jefe y Presidente de la República, augura tiempos nuevos en Cuba. Fechas exactas no las sabemos. Tampoco nadie pudo anticiparlas en la Alemania del Este. Los procesos de la historia son precisamente eso: procesos.
Sin embargo, y quizá por ello mismo, cuando Silvio Rodríguez, hoy sesentón, más “llenito” y aún en lucha con sus propias ambivalencias, entonó aquella canción emblemática, un millón de “ciudadanos cubanos” se le unieron para cantarle al “viejo gobierno de difuntos y flores” y proclamar que “…ojalá pasé algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve, ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre, en todos los segundos, en todos las visiones, ojalá que no pueda tocarte ni en canciones...”
Se me antoja pensar que no hubo muchos funcionarios del PCC, ni crápulas que viven de sus burocráticas posiciones en el jurásico Estado cubano, que lograron conciliar el sueño la noche del 20 de septiembre del 2009, mientras resonaban en sus oídos y sus mentes el merengue de Olga Tañón, los vivas a Cuba Libre de Juanes y Miguel Bosé, o el Ojalá de Silvio. Qué se yo, se me ocurre que tuvieron muchas cosas en las que pensar que no fueron tan relajantes, como tal vez hubiése sido contar ovejitas, presos políticos o fusilados.
Créditos: Todas las fotos de este artículo provienen del blog de Orlando Luis Pardo Lazo, Boring Home Utopics, de la colección Juanes Crying Games.
De mi parte, no me sorprendería que los funcionarios del Estado hayan acusado a Juanes, Bosé y compañía, de participar de algún tipo de entramado junto a la disidencia, o que hayan exigido la participación de ciertos artistas leales al régimen, y de limitada relevancia en el ambiente artístico de estos días, para tratar de asegurar que hubiera voces fieles entre los cantantes participantes.
Sin embargo, lo que es una realidad, dejando aparte teorías o suposiciones, es que nadie que haya visitado por el tiempo suficiente, o vivido en Cuba por un tiempo razonable, dudaría que los artistas, particularmente Juanes y Miguel Bosé, habrían de ser vigilados de cerca por los operativos de inteligencia del régimen. Mucho menos, dudaría que el régimen habría de intentar manipular el exitoso evento con el objetivo de mostrar al mundo una imagen de tolerancia y apertura.
La vigilancia y las presiones sobre Juanes y Bosé, según reflejan el vídeo de referencia, deben haber estado presentes todo el tiempo desde la llegada de los artistas a Cuba. Sería iluso pensar lo contrario de un Estado cerrado donde se condicionan las manifestaciones o expresiones públicas a que se mantengan “dentro de la revolución”. Es decir, condicionadas a no manifestar oposición sustancial alguna al orden vigente. Sería ingenuo además pensar que el régimen no trataría de manipular la imagen del evento. Sin embargo, el cuadro after party del Concierto es más complejo.
La Esperanza
El régimen se ha ido colocando a sí mismo en una encerrona ideológica, en un callejón sin salida. Haberse opuesto a la celebración del evento hubiese lacerado aún más la ya desgastada imagen de la dictadura. Pero al permitir su celebración, se posibilitó una manifestación amplísima del deseo de manifestarse de nuevas maneras, del deseo de cambio, por parte de la mayoría de los cubanos que estuvieron allí presentes. Mayorías que de ordinario no pueden expresarse libremente, sino como lo hicieron, a través de su encuentro con estos artistas, particularmente aquellos venidos del extranjero, que en todo momento hicieron claro que su única agenda era la Paz.
Muy equivocados estaban los burócratas del PCC y del régimen, si por sus anquilosadas mentes pasó la idea de que algunos de los artistas se pararía allí a darle vivas a la "Revolución" y demás slogans de costumbre. El Concierto se llevó a cabo y fue un éxito que trascendió las fronteras cubanas a pesar de los sectores estancados del exilio, y sobre todo, como demuestra el vídeo de la infamia, a pesar de la dictadura.
Para mí, el Concierto de Juanes tiene aires, un no se qué, de Berlín, noviembre, año 89. En cierto modo me produce un resemblance del ambiente político creado por la autorización dada a los berlineses por el gobierno de la RDA para cruzar el muro maldito. La participación de más de un millón de cubanos, convocados por un grupo de artistas, movilizados voluntariamente, como hacía mucho tiempo no se veía en La Habana, y esta vez, no para escuchar los discursos interminables del Comandante en Jefe y Presidente de la República, augura tiempos nuevos en Cuba. Fechas exactas no las sabemos. Tampoco nadie pudo anticiparlas en la Alemania del Este. Los procesos de la historia son precisamente eso: procesos.
Sin embargo, y quizá por ello mismo, cuando Silvio Rodríguez, hoy sesentón, más “llenito” y aún en lucha con sus propias ambivalencias, entonó aquella canción emblemática, un millón de “ciudadanos cubanos” se le unieron para cantarle al “viejo gobierno de difuntos y flores” y proclamar que “…ojalá pasé algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve, ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre, en todos los segundos, en todos las visiones, ojalá que no pueda tocarte ni en canciones...”
Se me antoja pensar que no hubo muchos funcionarios del PCC, ni crápulas que viven de sus burocráticas posiciones en el jurásico Estado cubano, que lograron conciliar el sueño la noche del 20 de septiembre del 2009, mientras resonaban en sus oídos y sus mentes el merengue de Olga Tañón, los vivas a Cuba Libre de Juanes y Miguel Bosé, o el Ojalá de Silvio. Qué se yo, se me ocurre que tuvieron muchas cosas en las que pensar que no fueron tan relajantes, como tal vez hubiése sido contar ovejitas, presos políticos o fusilados.
Créditos: Todas las fotos de este artículo provienen del blog de Orlando Luis Pardo Lazo, Boring Home Utopics, de la colección Juanes Crying Games.
Comentarios
Ese conciertos fueron tan claves en la caida del regimen, a pesar de tener un contexto "apolitico" de "paz", que la banda de Rock de la Republica Federal Alemana, Scorpions, en su cancion "Winds of Change" sobre el tema, menciona a Gorky Park.
"I follow the Moskva
Down to Gorky Park
Listening to the wind of change
An August summer night
Soldiers passing by
Listening to the wind of change"
Cuando esta cancion se escribe y publica, en el 1990, aun la gente no se imaginaba que la URSS desapareceria. Pero asi fue.
Y posiblemente tuvo mas que ver un solo de guitarra de la banda Gorky Park, en el Gorky Park de Moscu, que todas la declaraciones de todos los politicos del mundo.
La banda Gorky Park - Bang!
http://www.youtube.com/watch?v=0fmVkWdiVfM
"The word is out, got good news
We're gonna go for a midnight cruise
Steady weather, it's always cool
The street teaches what you learn at school
Look out, the gang's all here
Gettin' tough in tender years
Come for a ride,
Straight up to heaven
Your rocket is ready
And it started counting down"
No paria mas ante el censor, pero el significado es claro.
Mira el simbolismo claro del video... Esta cultura del glam rock era un cultura juvenil inconforme y contestaria, contrario a en EE.UU, donde era el marco mismo de la conformidad...
Scorpions - Winds of Change:
http://www.youtube.com/watch?v=57CzNqgm8Fc
Un abrazo,
Jaime Benson
Un abrazo.
JV
Un abrazo,
Eric
Robert... gracias por las aportaciones... revisaré los enlaces sugeridos (buena asignación).