Ritos de guerra
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| Serie: Los ritos de la guerra (1) |
la imagen que trabajas a sabiendas
de que descompones
la realidad captada por el aparato
que te captura en el punto exacto donde tus sentidos
y tu interior no quieren
imágenes bellas
como Joaquín no quieres “París con aguaceros, ni Venecia”,
ni siquiera todo lo demás
ni siquiera saber por qué las imágenes captadas dicen todo lo que dicen
o todo lo que piensas que dicen
o lo que las divinidades proponen
o lo que el azar presenta
en tus sueños premonitorios
hay angustias y frustraciones
y las heridas que se cargan en el archivo de los olvidos
hay pasiones y desconsuelos
hay resignaciones inevitables
y aspiraciones idealistas de un mundo que ahora no existe
y se resquebraja
quien observa las imágenes
o quien observa y además lee
sabe que la manipulación
de los sentidos aunque se niegue,
existe,
que todo aquello que se vio y se captó
se puede reproducir en masonite o pixels
en versos o prosas tal vez prosaicas para el otro
nuestro otro omnipresente
o en un texto burdo sin sentido
pero sabes en el medio del delirio de todos las emociones y registros
que las nubes ya no son nubes
que la luz y los colores no son meros reflejos
de la interacción solar con la atmósfera
el clima
y el reflector marino al random
sin coincidencias ni sincronías
y te atas, uno se ata, y se salta las comas y los puntos adrede
a ver qué es lo que entiende cada cual
a ver si tú
mi otredad indispensable
puedes hablar como las plantas y los árboles
hablan
sabes [al menos eso piensas]
que después de todo
el mundo que algún día será propuesto
en un nuevo ideario
no es el del ejercicio chic de las celebridades
o de patriotas míticos o maníacos
o insignificantes en el performing de la oferta
turística de las identidades
en la competencia de gestos visibles y admirables
de mercancía en estantes alumbrados
ni querrá dejar espacio al juego del cinismo recurrente
o al parque de juegos de multimillonarios sin solidaridad en las manos
o a la actuación colectiva de las mentiras
cada día como el pan nuestro de las carencias
y los anhelos
sabes que hay un espejo arqueado que plantea
nuevos ritos cada vez más distantes de cualquier noción
humana del bien
sabes que hay ritos de guerras de diversas intensidades
sabes que la vida dejó de valer
lo que valía si no entras de alguna manera al ruedo
contradictorio que te expone a la muerte
entonces el cielo se abre en colores y formas
caóticas y desmedidas
como la irracionalidad que prevalece a las 11 y 28 de una noche de otoño
y no hay otro laberinto a dónde escapar sin luchar…
Eric N Alvarez © 2025.11.08



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