LA CONSPIRACION DEL OPORTUNISMO (Rev. 2020-01-26; 2020-01-28)



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Es importante identificar, ante los incidentes que desembocaron en las actividad delictiva en la noche del 23 de enero pasado en el Viejo San Juan, que la facción ideológica que promueve los enfrentamientos "combativos" y sin propuestas concretas, es un sector minoritario en PR, está anclado en las mismas posiciones del populismo-nacionalista y "antiyanqui" del chavismo, y ha sido rechazado y derrotado en diferentes frentes, una y otra vez. 

En una rememoración patética del pasado, estos grupos, como en los eventos circenses ejecutados frente a la Universidad de Puerto Rico, quieren imponerse mediante la violencia y la irracionalidad, lo que de paso, no sólo desvía los esfuerzos de recuperación, sino que sirve a la posición de Donald Trump, en su intención de detener el flujo de fondos de ayuda a las víctimas de tres desastres naturales. Los populistas y extremistas, de unas y otras sectas ideológicas, se unen en sus puntas, lo adelantó Lenin, quien no era precisamente un demócrata, a principios del siglo 20.

Nuestros violentos activistas piensan que la crisis subsiguiente a sus acciones de confrontación "hará caer al régimen" y un "nosotros" excluyente, agresivo y voluntarioso, accederá al poder con un "colectivo", lo que permitirá a los preclaros René Pérez y a Enrique M. Morales (t.c.p. Ricky), acceder al gobierno ¿desde Miami? ¿desde Trujillo Alto?, obviando que estos sujetos, y sus colaboradores en los movimientos electoralistas marginales, están menos capacitados que nadie para gobernar, y que no estamos sino ante sus trucos faranduleros para tratar de recuperar el terreno perdido en las ventas y la imagen pública frente —paradoja de paradojas surreales— a otros artistas de sus propios géneros. No son más que carnada voluntaria para tratar de atraer asistencia a las actividades del delirio político, mientras el mamarracho autoritario se oculta tras gritos y destrozos.

El diseño de esta estrategia parece haber sido producto de la concertación insidiosa de candidatos electorales, con bastos recursos económicos provenientes de los segmentos más políticamente activos de la oligarquía isleña, algún alcalde y sus asesores, y algunos grupúsculos de muertos-vivos, aparecidos envueltos en los despojos de sus malformaciones en la psiquis política. 

Lo anterior me lleva a pensar que el peligro mayor en toda esta estrategia no es la posibilidad de que estos elementos puedan advenir al poder en el futuro, lo cual, aunque remota, es siempre una posibilidad. 

Me duele y preocupa el peligro indiscutible de todo lo que destruirán en el proceso, como si fueran un ISIS caribeño (¿no lo son, no es cierto?), mediante el acecho y la violencia dirigida a la integridad física y personal de toda persona considerada opositor o responsable de los males y problemas del estancamiento del territorio.

Me duele y preocupa cómo en este proceso se produce o puede producir el ataque y destrucción: de las propiedades no sólo de los comerciantes de el Viejo San Juan, sino las edificaciones del propio Estado; de todo lo que se ha reclamado como el patrimonio cultural de la isla; de las instituciones y derechos constitucionales; y la pérdida total del diálogo público y el entretejido social que permite la discusión pacífica de las diferencias, así como la recuperación ante las crisis económicas y las catástrofes naturales.

Finalmente, pero no menos importante, "a esta hora exactamente",  me es motivo de profunda preocupación la distracción de las energías y recursos que deberían dirigirse al apoyo de las víctimas de un desastre cuyas consecuencias, y su magnitud real, no se ha podido determinar con exactitud absoluta, mientras, por otro lado, las probabilidades de un evento sísmico futuro, de potencial destructivo mayor, no se pueden precisar, quedando en la mente una gran roca, un abismo submarino, un signo de interrogación gigantesco, como una muralla de mar que se aproxima veloz a las costas.

Es inevitable concluir que el 'infantilismo de izquierdas", así como la violencia, y muy concretamente, la agresión física y moral dirigida contra aquellos que son identificados como un Otro ideológico a ser castigado, perpetradas por facciones extremistas en Puerto Rico, son, inequívocamente, muestra de las peores expresiones de la anti-política, la ignorancia, y del oportunismo mezquino.

Estamos ante facciones autoritarias y totalitarias, cuyos referentes surgen del  nacional-socialismo, el fascismo, las doctrinas estalinistas y maoístas y, sin duda, el populismo nacionalista del chavismo, degeneraciones todas de la política en los siglos 20 y 21.

He ahí  los elementos complejos de la conspiración. He ahí el oportunismo y la irracionalidad. He ahí, sobre todo, la amenaza autoritaria que la razón democrática tiene que derrotar.

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