Arizona y Puerto Rico: Antes de que deje de ser domingo II
Rechazar por racista y discriminatoria la famosa ley adoptada en el estado de Arizona es, justificadamente, un lugar común en estos días. El propio Presidente Barack Obama se expresó en contra de la legislación tan pronto fue aprobada. Evidentemente hay aquí mucho de reacción desesperada frente al trasiego de armas, el narcotráfico y la violencia vinculada con estas actividades.
Sin embargo, el problema consiste en que la legislación abre las puertas a la intervención con todo aquél con rasgos hispanos. Tarea que algunos funcionarios que estarán en el "field" a cargo de ejecutar la ley han criticado, ya que consideran que afectará la confianza en ellos por parte de la comunidad hispana, lo que dificulta a su vez sus tareas de vigilancia y prevención de las actividades criminales.
En su última columna en El Nuevo Día, la escritora y periodista Mayra Montero, utiliza este evento para repetir la añeja posición del nacionalismo puertorriqueño, así como de los defensores de la permanencia del estado colonial de Puerto Rico, de que los Estados Unidos nunca admitirán un estado hispano. Su argumento básico: los hispanos son rechazados por la clase poltica en los Estados Unidos . (Hago la observación de que si de estados hispanos se trata, ya los Estados Unidos cuentan con por lo menos cinco de ellos: Nuevo México, Arizona, Texas, California y la Florida.)
La posición de Montero refleja no sólo una visión estática de la realidad y los procesos sociopolíticos, sino que obvia lo evidente. Como ya he dicho en otros comentarios, el hecho es que la población hispana va adquiriendo una relevancia cada vez mayor en los Estados Unidos. Como cuestión de hecho, los cambios demográficos y sociopolíticos en Estados Unidos han impactado la política y las instituciones democráticas, tanto como para que tenga al primer presidente negro (e hijo de inmigrante, de paso) en la historia y a una puertorriqueña, la juez Sonia Sotomayor, como parte de su Tribunal Supremo.
Como he indicado en otro lugar, el siglo 21 ha traído consigo el fenómeno de que "[la] clase política estadounidense ha iniciado el proceso de aceptar el principio de que el elemento unificador del país es el respaldo a los valores y derechos democráticos consignados en la Constitución. Como producto de ese proceso se va configurando con mayor fortaleza una nueva visión del “ser ciudadano” en los Estados Unidos." Para una discusión más amplia de este tema refiero con todo respeto al lector a un artículo anterior en este blog titulado “Revisiting" La Nominación de Sotomayor por Obama: El Nuevo “Ser Ciudadano”.
No paso por alto la existencia de elementos conservadores y reaccionarios —casualmente aquellos que movilizan contra la estadidad los cabilderos del Partido Popular Democrático, creyente en mantener el estado colonial— agarrados con desesperación a su ideas nacionalistas y xenofobicas. Sin embargo, estos sectores, como es el caso del movimiento del Tea Party, se enfrentan a una realidad de cambios demográficos y de crecimiento de las minorías que, en todo caso, a lo que apunta es a la necesidad de respetar y reconocer la diversidad. (Para un interesante análisis sobre este tema vea los artículos Whose Country Is It? de Charles M. Blow del New York Times y Whites Are on Verge of Becoming a Minority Among Newborns in Long-Expected Shift de Conor Dougherty en WSJ.com.)
Si los Estados Unidos rechazarán o no la admisión de Puerto Rico como estado es un asunto que sólo el devenir histórico contestará, y que dependerá en buena medida de que la oligarquía criolla pueda seguir justificando y protegiendo el estado colonial presente. Sin embargo, es un ejercicio demagógico utilizar el evento de la reciente ley aprobada en Arizona, para armar una narración que pretende sostener la imposibilidad futura de formalizar (y democratizar) la relación de Puerto Rico con los Estados Unidos a través de la estadidad, es decir la integración política al sistema federal norteamericano.
Finalmente, hay situaciones que no dejan de ser simpáticas, y en el caso del artículo de Montero, en parte patéticas. Mientras la escritora narra el rechazo absoluto a los hispanos en los Estados Unidos, el periodista José Delgado publica en la página 67 del mismo periódico, y en la misma fecha, un reportaje dedicado a los 52 años de la celebración ininterrumpida del desfile de los puertorriqueños en Nueva York. Evento que se llevaría a cabo nuevamente en el día de hoy y al cual se esperaba la asistencia de dos millones (2,000,000) de puertorriqueños.
Vaya con el rechazo a los hispanos en los Estados Unidos, ¿no le parece Sra. Montero?
Comentarios
Si bien el crecimiento es una realidad, el movimiento de resistencia es real y urgente en los Estados. La ley de arizona es un ejemplo, el tiroteo a los mejicanos en El paso es otro, el cuestionamiento a un boricua arrestado en CHICAGO sobre la legalidad de su pasaporte es otro. Movimientos como el Tea PArty, Fox, Glenn Beck, son reales, no meras minorias...y ahora mismo logran sus efectos, ganando primarias para candidatos de extrema derecha en varios estados. Se prevee que los republicanos de extrema derecha recuperan el congreso en noviembre...y luego, hasta Obama pierde en el 2012...a menos que haga como Bill Clinton en el 1996...no se si recuerda que era tan guerrillero como cualquier republicano.
El panorama en USA ahora mismo no favorece ningun cambio a favor de los latinos y mas bien parece inclinarse a una guerra de resistencia.
Quizas yo exagere, pero no comparto ese optimismo suyo, no es lo que he visto y he vivido en Estados Unidos.