El Juego de las Verdades Ocultas... Otra vez
"Máscara", tomada de Nuevo Teatro: Teatropedia |
Dicen que la historia se repite y que sus protagonistas pueden cambiar de nombres, pero el contenido de sus actos, y la trastienda de sus posiciones políticas, generalmente constituyen una repetición burda de un pasado, no solo mediocre sino anclado en los mismos entuertos de sus predecesores.
En ese contexto debo expresar mi acuerdo con el escritor Edgardo Rodriguez Juliá en su evaluación de las posturas de Juan Dalmau, candidato a la gobernación del Partido Independentista, mediante la cortina demagógica de la llamada Alianza de País. (Vea su artículo titulado Juan Dalmau, según publicado en El Nuevo Día el 11 de octubre de 2024.)
Fuera del reciclaje electorero que este movimiento de fichas del PIP, y otros actores del independentismo plantea, deseo llamar la atención en el presente artículo al ejercicio de la demagogia como "instrumento de lucha", por parte del candidato Juan Dalmau y las agrupaciones que lo respaldan, aspecto que discute el escritor Rodriguez Juliá aunque desde otros ángulos.
El hecho claro es que, al examinarse el presunto programa de la Alianza, y, por tanto, de su candidato a gobernador, el abogado Dalmau, se puede observar que el documento padece de falta de concreción, por consistir principalmente de generalidades sin propuestas que puedan considerarse efectivas, o al menos distintas a todo lo que han hecho los corruptos partidos anteriores.
De otra parte, Dalmau y la Alianza proponen un tratamiento irresponsable de los temas de la Junta de Supervisión Fiscal, y la solución de la condición territorial de la isla, respecto a la cual promulgan —¡otra vez!—una Asamblea Constitucional, la cual en realidad es un mecanismo dirigido a excluir la voluntad directa y expresa del electorado, y ocultan el hecho de que la Libre Asociación es una forma de independencia que en todo caso tiene que ser aceptada por la metrópolis.
El juego de palabras y verdades ocultas es aún peor en lo que respecta a la posición de Dalmau y la Alianza en cuanto al recibo de fondos federales por la isla, fondos de los que dependen diversos programas económicos, infraestructurales y sociales.
Por otro lado, Dalmau y el PIP pretenden ocupar el espacio del PPD [1] en aquellos sectores de su base tradicional "estadolibrista" y del "nacionalismo light" (los llamados "melones" en la jerga electorera) desprendiéndose de la discusión inmediata de la condición colonial, por un lado, y por el otro, revistiendo de "popularísimo" el viejo proyecto nacionalista pipiolo con el ELA Soberano o un tipo de arreglo de similares características, inexistente bajo el Derecho Internacional, así como bajo el ordenamiento jurídico de los Estados Unidos. [2]
La falta de honestidad, y el uso de la demagogia en el debate público, lesionan la democracia, al igual que lo hace la corrupción al destruir la moral ciudadana y la confianza en la administración pública.
Ninguna de estas conductas, ya sea en el gobierno, o en el proceso político, justifica a la otra. En todo caso, ambas son la manifestación de la ruina de la clase política en Puerto Rico.
Eric N Alvarez © 2024.11.03
@eralvz
@quantumdelacuneta
En ese contexto debo expresar mi acuerdo con el escritor Edgardo Rodriguez Juliá en su evaluación de las posturas de Juan Dalmau, candidato a la gobernación del Partido Independentista, mediante la cortina demagógica de la llamada Alianza de País. (Vea su artículo titulado Juan Dalmau, según publicado en El Nuevo Día el 11 de octubre de 2024.)
Fuera del reciclaje electorero que este movimiento de fichas del PIP, y otros actores del independentismo plantea, deseo llamar la atención en el presente artículo al ejercicio de la demagogia como "instrumento de lucha", por parte del candidato Juan Dalmau y las agrupaciones que lo respaldan, aspecto que discute el escritor Rodriguez Juliá aunque desde otros ángulos.
El hecho claro es que, al examinarse el presunto programa de la Alianza, y, por tanto, de su candidato a gobernador, el abogado Dalmau, se puede observar que el documento padece de falta de concreción, por consistir principalmente de generalidades sin propuestas que puedan considerarse efectivas, o al menos distintas a todo lo que han hecho los corruptos partidos anteriores.
De otra parte, Dalmau y la Alianza proponen un tratamiento irresponsable de los temas de la Junta de Supervisión Fiscal, y la solución de la condición territorial de la isla, respecto a la cual promulgan —¡otra vez!—una Asamblea Constitucional, la cual en realidad es un mecanismo dirigido a excluir la voluntad directa y expresa del electorado, y ocultan el hecho de que la Libre Asociación es una forma de independencia que en todo caso tiene que ser aceptada por la metrópolis.
El juego de palabras y verdades ocultas es aún peor en lo que respecta a la posición de Dalmau y la Alianza en cuanto al recibo de fondos federales por la isla, fondos de los que dependen diversos programas económicos, infraestructurales y sociales.
Por otro lado, Dalmau y el PIP pretenden ocupar el espacio del PPD [1] en aquellos sectores de su base tradicional "estadolibrista" y del "nacionalismo light" (los llamados "melones" en la jerga electorera) desprendiéndose de la discusión inmediata de la condición colonial, por un lado, y por el otro, revistiendo de "popularísimo" el viejo proyecto nacionalista pipiolo con el ELA Soberano o un tipo de arreglo de similares características, inexistente bajo el Derecho Internacional, así como bajo el ordenamiento jurídico de los Estados Unidos. [2]
La falta de honestidad, y el uso de la demagogia en el debate público, lesionan la democracia, al igual que lo hace la corrupción al destruir la moral ciudadana y la confianza en la administración pública.
Ninguna de estas conductas, ya sea en el gobierno, o en el proceso político, justifica a la otra. En todo caso, ambas son la manifestación de la ruina de la clase política en Puerto Rico.
Eric N Alvarez © 2024.11.03
@eralvz
@quantumdelacuneta
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1. Las siglas PPD pertenecen al Partido Popular Democrático, organización que ha estado vinculada ea la defensa del llamado estado libre Asociado desde su creación en el año 1952.
2. Vea el artículo Puerto Rico: Tribulaciones, Melones y Crápulas o el juego de las verdades ocultas en esta publicación, 2012.10.21, en el que discuto el tema de la demagogia y la falta de honestidad política, en el contexto del uso de un nacionalismo de rango moderado como parte de un discurso dirigido a captar electores del independentismo.
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