El junte ilusorio del desjunte irreversible

(Toma del desfile puertorriqueño en NY, circa julio 2014. Archivo)


(Actualización del comentario del 17 de mayo de 2023, publicado previamente en la sección de esta publicación en la red Facebook.)

Puerto Rico va por el mismo camino. Continúa por el mismo mal camino. La fuga de cerebros (personas con alta preparación académica), así como la la emigración de sectores importantes de aquellas personas más experimentadas y aptas de la clase trabajadora, al tiempo que se produce la permanencia de una buena cuota de graduados con títulos sólo de papel y ambiciones ilimitadas, ofrece un cuadro de disfunción social y económica sumamente serio. 

Por su parte, el globo del mercado inmobiliario isleño en la última década empezó hace un largo rato a mostrar su fatiga en un descenso de los precios de venta, antes estimulados por inversiones millonarias de orígenes y entramados intrigantes. Esa tendencia a la baja del mercado inmobiliario se combina con una tendencia de alza en los precios de los arrendamientos.
 
La ausencia de empleos justamente remunerados en todos los renglones, incluyendo en las áreas en las que se requieren recursos profesionales altamente capacitados, junto a una crisis social evidente para todos, activó una suerte de “billboard” con la exhortación “escapad, esta tierra está enferma".
 
Obviamente queda fuera de este artículo el análisis a profundidad de la complejidad de la crisis general del territorio (aquello que llamaban “ela”, “lo mejor de dos mundos”, o “el progreso que se ve”) la cual no puede abordarse a la ligera, obviando aquellos aspectos pertinentes considerados antes en mi libro y mis artículos sobre la “Crisis Final del ELA”, publicados entre los años 2014 a 2017, así como los desarrollos económicos, demográficos y políticos recientes.

Sin embargo, me atrevo a adelantar que una clase política de egos descarriados, serias incapacidades cognitivas y racionales, aspiraciones guiadas por el peculado, y la pretensión de la obtención del poder sin programas serios de progreso democrático, ante un cuadro clínico de la isla de prognosis limitada, son algunos factores que pueden describir, en gran medida, la disfunción isleña que lleva a miles de ciudadanos a seguir camino hacia otro futuro. 

A esta problemática se une la ineficiencia gubernamental (para no entrar a considerar otras interrogantes) en el manejo de los billones de fondos federales que le han sido asignados a la isla para su recuperación y rediseño, a partir de las experiencias catastróficas que se han producido desde el 2017 en adelante, y el estado de ruina de la infraestructura de Puerto Rico. 

En ese contexto, el llamado Junte Boricua podría “leerse” como una broma de mal gusto, o sobre todo, como un gesto para poder decir que “lo intentamos”, aunque no pase este evento de ser unas fiestas de la calle San Sebastián con esteroides, un hiperbolizado “tu vives vacilando”, mientras la erosion costera y las construcciones ilegales cambian la geografía de la isla, empeorando su fragilidad frente al cambio climático, la corrupción política campea y se impone en la burocracia gubernamental, y los herederos de los herederos imponen la violencia del uso vil y a su antojo de las instituciones del ordenamiento legal.

El junte boricua de este fin de semana no ha de producir el regreso masivo de los trabajadores y profesionales puertorriqueños que, gracias a sus talentos, y a las ventajas de la condición de ser "ciudadanos americanos", han encontrado mejores condiciones de vida, mejores salarios, y estabilidad en los ámbitos esenciales de educación, salud y seguridad. Por ello, como cuando se produjo la gran emigración de los años ‘60 del siglo 20, el regreso en la gran mayoría de los casos, de producirse, apenas alimentará a las franquicias de Arbnb. El desjunte sin duda s irreversible.
 
La clase política, y los sectores de la oligarquía desesperada, pretenden con un junte ilusorio armar un modelo económico, y el discurso de su factibilidad para ser entes gobernantes, ya no de una entidad con alguna soberanía, sino como socios administradores de un territorio, cuyo velo de falso país ha sido descorrido de manera definitiva.

Después del junte de la ilusión volveremos todos a nuestras rutinas, a nuestras ansiedades, y nuestras miserias, mientras los organizadores regresarán a la mesa de diseño a concebir otro evento extraordinario, de música, luces y fuegos artificiales, enmarcado por la ausencia de estrategias y de un compromiso real con atender las urgentes necesidades de la isla.

   

Eric N Alvarez © 5.17.24

@eralvz

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