Lunas de septiembre



Lunas de septiembre. Melancolías. Referencias ineludibles, recuerdos, no sé, que tu soledad reincidente despierta antitética en medio del sueño, del delirio, cuando las estrellas se apagan. La noche se niega contigo a dejar de ser. No termina la noche si estas. No acaba, como el deseo más carnal y humano. 





Lunas de septiembre.  La repentina aparición en los caminos que dejó sin paz a la paz, y sin mártir a los propios mártires de los callejones. La duda que interroga sus propias explicaciones, tratando de pensar una reflexión para su equívoco. 




Lunas, luz, rastros, sombras, bocas, siluetas, rostros, nombres. El beso de una boca que no quiere besar es una pregunta para un pedazo de silencio perdido en el mar. Un beso improbable, birlado a una amante imposible, atisbado con la perspectiva del horizonte más distante, es una silueta a contraluz de tu luz nocturnal.



Lunas. Ojos como la miel que le arrancan al arcoíris sus facultades divinas sobre la luz y al océano sus profundidades. Palabras tras los velos de una oscuridad que nunca es incipiente, la voz vibrante que permanece callada. La imagen dominante, las mentiras piadosas, los niños ya son adultos. Lunas.




Lunas. Imágenes difusas en un mundo irreal como una fantasía, como una encerrona recurrente en un laberinto, como cuando Borges las dibuja sobre un mantel en una biblioteca, o peor, como cuando Kafka las narra. Lunas de septiembre. Melancolías. 








Eric Alvarez © 2019. Texto y fotos. 2019-09.

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