Oda a los precipicios (y breve crónica del desconcierto)
Foto Eric Alvarez, circa Febrero 2017 |
la vida tú lo sabes es una carretera
en una montaña que se desmorona
como castillos de arena
y niños muertos víctimas
de todos los juguetes
para jugar a la guerra
pero esta vez no es un juego
esta vez es de verdad
y ahí estás tú con tus latitudes
y acá estoy yo con mis longitudes
—absolutamente indefinibles—
observando el sol que va de ocultas
rogando por los verdaderos oprimidos
y tú te irás a correr tras los abismos
buscando los precipicios
de los grandes acantilados
y familias que no salen de sus cuevas
y cuevas de las que escapan sus cueva-habitantes
mientras aquí estoy yo
desnudo frente a este monitor
lanzando letras y palabras
todas disparatadas
como el discurso de un demo
observando el sol que va de ocultas
rogando por los verdaderos oprimidos
y tú te irás a correr tras los abismos
buscando los precipicios
de los grandes acantilados
y familias que no salen de sus cuevas
y cuevas de las que escapan sus cueva-habitantes
mientras aquí estoy yo
desnudo frente a este monitor
lanzando letras y palabras
todas disparatadas
como el discurso de un demo
en busca de derrotar
mis frustraciones y mis decepciones
y tratar de bailar contigo
algún día que se pueda
sin títulos académicos ni oficiales
yo sin muchos defectos ni virtudes
para enumerarlas y celebrar
arrastrado por mi nueva vocación de flaco
con mis pómulos amenazantes
captadores de señas y recatos
raptores de mejillas canallas y descarados
y mis canijos brazos de difunto
ni preciosos ni erotizantes
aquí estoy escondido
en lo más distante de mi mente enferma
en espera de una brisa marina
que roce mi rostro
y mis pómulos brotados
con su perversión y sus amenazas
mientras viajo en el viaje de los sedantes
por aquellos parques y aquellos laberintos
abrumados por flores negras y violetas
— jardines de los caminantes salvajes—
y sus espacios de profundos silencios
aquí estoy sosteniéndome con estos versos
esperando que me sirvan
para eludir un tajo mortal
y para continuar respirando
y tomar el café de la mañana
en la ciudad de los engaños
y las mentiras verdaderas
en ésta isla a la que es un clisé
llamarla ínsula del absurdo
donde te he visto llorar y luchar
por las agudas angustias ajenas
mis frustraciones y mis decepciones
y tratar de bailar contigo
algún día que se pueda
sin títulos académicos ni oficiales
yo sin muchos defectos ni virtudes
para enumerarlas y celebrar
arrastrado por mi nueva vocación de flaco
con mis pómulos amenazantes
captadores de señas y recatos
raptores de mejillas canallas y descarados
y mis canijos brazos de difunto
ni preciosos ni erotizantes
aquí estoy escondido
en lo más distante de mi mente enferma
en espera de una brisa marina
que roce mi rostro
y mis pómulos brotados
con su perversión y sus amenazas
mientras viajo en el viaje de los sedantes
por aquellos parques y aquellos laberintos
abrumados por flores negras y violetas
— jardines de los caminantes salvajes—
y sus espacios de profundos silencios
aquí estoy sosteniéndome con estos versos
esperando que me sirvan
para eludir un tajo mortal
y para continuar respirando
y tomar el café de la mañana
en la ciudad de los engaños
y las mentiras verdaderas
en ésta isla a la que es un clisé
llamarla ínsula del absurdo
donde te he visto llorar y luchar
por las agudas angustias ajenas
por eso yo
que estoy frente a este monitor
que estoy frente a este monitor
con todas mis decepciones
y con mi mente enferma
saldré a buscarte a tus precipicios
a tus montañas inaccesibles
y a tus carreteras derribadas
y con mi mente enferma
saldré a buscarte a tus precipicios
a tus montañas inaccesibles
y a tus carreteras derribadas
angostas e intransitables
de pueblos despedazados
por las lluvias intensas
de los intensos desatinos
de todos los desatinos
la furia terrible de los huracanes
y la furia de los huracanes…
de pueblos despedazados
por las lluvias intensas
de los intensos desatinos
de todos los desatinos
la furia terrible de los huracanes
y la furia de los huracanes…
Eric Alvarez © 2018/Mayo/6
(Texto y foto)
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