Ritual V: Transgresión de la vida y de la muerte
Los espíritus que flotan recurrentes sobre el lago en las madrugadas confirman el ritual, el ciclo vital y mortal, que sólo unos pocos serán capaces de transgredir. Mueren... Decisión, acto de voluntad en el que se encuentran, frente a frente, la miseria y las virtudes posibles, en lugar de la escueta y vacua, escogen el gran acto final, el performance de cierre, se burlan de la vida y de la muerte, sádicas y hambrientas, con su rictus sonriente en el lecho mortuorio, negándoles la satisfacción de la angustia y la amargura, pero hay quien les rinde honores, y se corta de un tajo las venas, o se lanza al vacío, o anuda su cuello a una cuerda colgada de un árbol, o se dispara directo en la sien, o exhala, el cuerpo adormecido, la toxicidad a causa de la cual inevitablemente expira, o quien simplemente, desde su cansancio, decide que basta ya, que no más, y muere en vida deambulando, muerte natural o suicidio, ocurren y discurren, y nunca se conocerán las verdaderas razones del suicida, ni las satisfacciones o insatisfacciones del fallecido, ni de ambos sus pecados e infamias, sus pensamientos mórbidos, sus bondades íntimas y sublimes, ni sus minuciosas paranoias, ni si fueron reales sus grandes causas y sus filantropías, o si las hubo, y permanecen guardadas, sigilosas y humildes, en un recuerdo agradecido, nada de lo cual, después de todo, tiene importancia, pues la niebla, recurrente, amanecerá dejando flotar sobre el lago los espíritus que vagan desde el olvido, y vida y muerte seguirán por los caminos alimentándose de seres indolentes, que no extraerán de ellas su corazón, ni beberán de ellas su sangre, para derrotarlas satisfechos en la intensidad de ser, de existir, hasta el último segundo, y vencer los sinuosos laberintos de la vida, y la amenaza intimidante de la muerte...
Eric Alvarez © 2010. Texto e imagen. Todos los derechos reservados.
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