OTRA MAÑANA DE DELIRIOS FRAGMENTADOS

 2023.02.16. San Juan, PR. © Eric N Alvarez / Eralvz
                                         
  
...fue otra mañana sin perceptibles líneas divisorias de los sueños, el delirio, la fantasía o la realidad, sumida en una niebla continua, esa nube pesada y oscura que logra inoportuna habitar la mente, esas imágenes borrosas que podían serme comunes o familiares pero en realidad eran distintas; la nebulosa radical e intensa de una idiosincracia tal vez bipolar o tal vez cuántica, nada, nada es preciso ni medible con exactitud absoluta, todo es aproximación; hay que decirlo Lucía, no porque tú hayas sido mi más bella historia de amor, nunca hubieras podido serlo, sino porque la otra mañana, hace unos días, mi mente enfrentaba los acertijos de lo que yo podía sentir, y esos otros que aún propone, posiblemente sin querer, aquella mirada que no es tu mirada felina ni ninguna otra; de pronto uno sabe —los pensamientos se permiten ocasionalmente el placer de este viraje de las perspectivas, de estas transiciones provocadas, con toda seguridad, por el movimiento y las vibraciones de electrones y cuarks, en giros espirales, escalera de caracol sin escalones— en fin, uno sabe, decía, que tiene una historia mucho más precaria e inocua que digamos la del armario vetusto y digno de la tía Sara, allí anclado al menos temporalmente, y justo al lado de Lucía que me mira, o que yo pienso que está ahí y me mira, a punto de hablarme pero no aceptará el gambito, solo me observa, mientras mi lente captura un momento que si es espiritual que lo diga otro; mecedora de hierro, banco de Tailandia, la mecedora no mece sus fantasmas, pero la memoria tiene en su registro otras almas y sus largas cabelleras sobre sus hombros, que construyen recuerdos entre el humo blanco, entre esa neblina que se instala en la sala, en el centro de la imposible definición de un sueño, un delirio o, incluso una pesadilla; desde ese espacio lobular donde habitan los recuerdos y los sueños, retornan de imprevisto, con su propia luminosidad, la mañana de un beso inesperado, pero ansiado, un gesto de sensualidad y ternura, una fractura perpendicular en una cadena de eventos sobre la cual, entre las angustias nocturnas, nunca sabrás si fuiste engañado por tus alucinaciones una vez más; y él, que no escribe, como en toda quimera nacida de la desesperanza, se va quedando sin voz y las palabras que usuales llegan no vienen a la transfiguración de las emociones de esa noche de recapitulaciones entre la neurosis, la obsesión, y la pasión que no fue creada para ser medida, ni coartada, y mucho menos para ser explicada desde la razón ordinaria humana; las matemáticas no son suficientes para abrir salidas de los viejos laberintos; Lucía aún me observa al lado de Sara y del hierro malogrado sin sus soportes de negro, fue una mañana nubosa tras una noche de marejadas; una noche para esperar junto a ti, sobre una alfombra, y con un par de coñacs, meticulosos y sobrios, el rumor de la niebla desde mi mente, y escuchar los golpes de un océano que se desborda, como tu piel de espuma...


(Revisado y editado Feb.18, Mar. 5, 2023. Fotografía y texto: Eric N Alvarez)

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