Para pensar la Solidaridad (y otros corazones, venas y nervios)




Viene a cuento hablar de la Solidaridad y otros desgarres, a destiempo y sin tiempo, unos más íntimos y optimistas que otros, como propongo en las notas subsiguientes, al momento de meditar elementos esenciales para sobrevivir este siglo 21, aún más sumido en el “cambalache”, que lo que fuera el siglo 20 descrito con genialidad por Ernesto Santos Discépolo [1934].

Vienen a cuento estas reflexiones posibles en estos días de guerras sin armas y con tubos de ensayo. Son éstas pertinentes en estos días de parlamentos demagógicos de todo tipo, y cuando las instituciones, incluyendo sus elementos orgánicos más aptos, son incapaces de calibrar discursos y adoptar medidas efectivas y firmes, para enfrentar un enemigo invisible, acechante, homicida y concretamente sanguinario.

Viene a cuento un nuevo ejercicio de las letras, del análisis, de la poesía…
 Las notas que vienen, como dije.


(De las series: Antes de que desaparezca abril: bitácora y plan de rescate; Para cuando me quieras leer)





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