El ángel angustiado
qué pena tan amarga
te seducía
qué amargura asesina
te perseguía
qué tristeza escondían
tus tristes ojos azules
de larga mirada
qué dolor homicida
se apoderó de tu cuerpo vivo
y silenció
tu boca sin labios
tu garganta habitada por las abejas
para fundir la miel
de tus palabras innumerables
de tus palabras
como ráfagas delirantes
de ángel extraviado
en busca de un camino de regreso
por senderos imposibles y terrenales
sorteando las rocas y los laberintos
del mundo que te encerró para siempre
cuál fue el movimiento
de las hojas o del viento
cuál el giro de los eventos
o la decisión previa que convirtió
la noche en la mañana
el gesto rutinario
en un acto mortal e inevitable
qué le robó a la vida tus largos brazos
de encerrado lobo estepario
qué terror quiso arrancarte
y dejarnos hambrientos
de tus inteligentes insinuaciones
de tus dobles sentidos
de tus sarcasmos directos
y valientes
cuál de esos giros
inesperados y avasallantes
de los pensamientos
de las primeras horas
de aquél día postrero
echó a un lado
la mente del ser que la habitaba
y forjó la decisión
de que ese día sería distinto
de que ya bastaba
de que ya era suficiente
que no soportabas más
la angustia convicta
que te acompañaba
con vocación mortificante
sabías el resultado inescapable
de aquella confrontación
terrible y asfixiante
pero ya habías dado el primer paso
a un lado habías dejado
los rituales triviales de la mañana
todo lo demás es historia
en tu leyenda absurda e inevitable
hoy te recordamos y reconocemos
ave de pecho escarlata
de una y tantas maneras
en todos los seres humanos
que encarnaste
en tu cruzada por la felicidad
de los otros
esa resbaladiza felicidad
que nunca quiso besar
tu rostro más íntimo
y desgarrado
por todas las melancolías
que escondidas fueron minando
de tu voluntad su último aliento
hoy te reconocemos
en nuestros recuerdos de una sonrisa
en unos minutos de felicidad
en tu sonrisa fundamental...
Eric Alvarez
Todos los derechos reservados © 12 de agosto de 2014
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