Regreso a las tinieblas
…hasta hace muy poco pensaba que había superado los precipicios y vencido mis demonios. Hasta hace muy poco. Sin embargo, no soy… No he sido. No he sido un mortificado que ha derrotado con sus escritos, sus canciones o sus discursos los grandes males que amenazan a la humanidad entera. No he sido el hijo, el hermano, que ha traído alegría a su familia sumida en sus angustias y sus contradicciones. No he sido el amigo que ha levantado el espíritu de los condenados, ni sembrado la esperanza necesaria, ni provisto la solidaridad más consecuente, ni la presencia imprescindible. No he sido el intrépido, tu pareja audaz y fuera de todo atavismo, capaz de subsistir estas épocas de crisis, contando con la prudente y callada alegría de tu recuerdo. No he sido el hombre, el ángel, capaz de dejar grabada para la eternidad, en lienzos y las materias que dios provee, la belleza de tu alma y de tu cuerpo minucioso e infinito. No he sido el beso ni la suave caricia, sino más bien aquél beso del infierno. No he sido, después de todo probablemente nunca podré serlo, aquél que ha dejado rastros de paz y armonía que garanticen la tranquilidad a tu tribu más cercana, ni a las más distantes, ni tampoco el perfecto amante que quise ser, muy a mi pesar, y de pensarlo el dolor se me amontona en los ojos y la garganta. Soy (he sido) más bien precario hasta la desidia, insensible y hostil como hostil es el fuego, y hostil es la rabia, perdido en mis mundos infernales, entre lagartos violetas que se enredan en las piernas y se convierten en serpientes, que alimentan con su veneno el odio desesperado y desesperante, antítesis de la paz y de la armonía, néctar necesario para sobrevivir ante mi propia desesperanza y mis decepciones, ante la falta de fe en todo lo que me rodea y me sumerge y me ahoga en las profundidades cavernarias de sus osarios, de los que nunca realmente podré salir, no importa lo que asegure Michelle… Mientras tanto, en las tinieblas desde las que escribo, consciente de no tener excusas para mi pasado, y de que el futuro no existe, y antes de que alguna vez tenga el valor de escapar en busca de otros planos de la realidad y de otros universos, se me ocurre decir, con la débil esperanza de ser creído, al menos, por el pequeño mundo íntimo que nos rodea, no sé si a tiempo o destiempo, que te amo, que siempre te he amado, y que aun desde esas otras fases de la existencia más esencial, te amaré…
Eric Alvarez © 2012. Textos e imagen. Todos los derechos reservados.
Comentarios