Reproducción del artículo "La bomba por poco estalla en el 2008" del Profesor Jaime Benson
(Por la importancia del asunto tratado, y su aportación para clarificar, en este caso, la discusión a raíz del reportaje de El Nuevo Día titulado "Se Cuaja Bomba Para el 2015", el Quantum reproduce este artículo del profesor de Economía, Jaime Benson, publicado en el periódico El Vocero, en su edición impresa del día de hoy. Sobre todo, un análisis serio de la seria situación económica de la Isla hace imperativo no contentarse con leer saltando líneas los informes periodísticos, y más aún, no creer a pie juntillas, sin análisis crítico alguno, lo que digan prestigiosas figuras responsables —por haber asesorado a pasadas administraciones de gobierno— de contribuir a la presente crisis económica, u oficinescos analistas y consultores, subvencionados por los encantadores oligarcas vinculados al El Nuevo Día y aun por alguna firma de inversiones responsabilizada —como todos sabemos — por la violación de las leyes federales de valores y prácticas de asesoramiento en inversiones.)
La bomba por poco estalla en el 2008
Jaime Benson, Catedrático de Economía, UPR
Dos
días después del mensaje de presupuesto del gobernador Luis Fortuño ante
la Asamblea Legislativa, el titular de portada de El Nuevo Día
era: Se Cuaja Bomba Para el 2015. Al otro día el mismo periódico ,
resaltaba en un cuadro inferior en su portada el siguiente titular : Se tambalea
el crédito de la isla.
La
alarma que levanta el periódico de Guaynabo, es que la presente
administración al financiar los déficits presupuestarios con préstamos (o
con el Fondo de Estabilización Fiscal) ha aumentado significativamente nuestra
deuda pública elevando el margen prestatario a 12% del 15% que establece
la Constitución como limite respecto a la proporción que puede representar el
servicio a la deuda cada año de los recaudos de los dos años fiscales
anteriores. El llamado a la cautela fiscal por parte del periódico, reiterado
en un editorial, pretende responsabilizar a las políticas de la actual
administración de Luis Fortuño por los altos niveles de deuda pública
alcanzados y por el potencial del surgimiento de una situación de insolvencia o
incumplimiento de pagos con consecuencias catastróficas en un futuro no muy
lejano (el año 2015).
Resultarían
paradójicos, incongruentes y contradictorios los actuales
planteamientos alarmistas e incriminatorios del El Nuevo Día, pero sólo
para aquellos incautos que todavía le conceden el beneficio de la
duda a su alegado compromiso con la independencia y balance en su cubierta noticiosa
y línea editorial. Ya que en el 2008 este mismo periódico no exhibió
niveles parecidos de alarma y seria consternación, mientras tampoco emitió
con el mismo énfasis un llamado a la cautela y prudencia fiscal cuando las
agencias clasificadoras de deuda estuvieron a punto de degradar a chatarra la
deuda del ELA en diciembre de ese año. El cuadro fiscal no podía ser más
alarmante: un déficit fiscal recurrente de $3,306 millones , un déficit en caja
de $4,459 millones y cuentas sin pagar a suplidores del gobierno de $1,200
millones. La economía se encontraba en caída franca, -4% de baja en el PIB
real. Gran legado de la administración saliente de Aníbal Acevedo Vila y el
PPD.
La
degradación a chatarra de la deuda se evitó gracias a que el Gobernador
electo Luis Fortuño y su equipo de transición viajaron a Nueva York a reunirse
con las agencias clasificadoras y consiguieron un tiempo de gracia en lo que la
administración entrante articulaba una propuesta de ajuste fiscal que
detuviera la sangría fiscal y evitaran el colapso total. La bomba crediticia
estuvo a punto de estallar en diciembre de 2008 y no estalló por la pronta y
efectiva intervención de la administración entrante. Cuando el Gobernador
tomó posesión en enero de 2009, encontró que no había fondos ni para
pagar la primera nómina a los empleados públicos, se tuvo que recurrir a una
emisión de bonos para financiar el pago de las primera nóminas. La bomba por
poco vuelve a estallar a principios del 2009, si no es que se actuó con
urgencia: se constituyó la Junta de Restructuración y Estabilización
Fiscal, ésta deliberó y rindió su Informe que sirvió de base a Ley 7 que fue
aprobada expeditamente por la Legislatura y firmada por el Gobernador. La bomba
crediticia fue desactivada por la pronta acción del Gobernador y la
Legislatura.
De
no haberse actuado con urgencia y tomado las medidas de rigor: recortes en los
gastos y nómina gubernamental y nuevos impuestos incluyendo a las
corporaciones, la banca y los adinerados. De no ser por estos ajustes fiscales
y la llegada de $7,000 millones en fondos ARRA, la bomba hubiera
estallado y los bonos del ELA se hubieran degradado a chatarra con
consecuencias catastróficas, tales como: el despido de 130,000 empleados públicos,
la depreciación en más de 50% de las propiedades residenciales y comerciales ,
pérdidas multimillonarias en los sistemas de retiros y drásticos recortes en
los programas sociales. Puerto Rico le habría robado el tiro a Grecia y hubiera
colapsado antes que ésta con similares consecuencias económicas , políticas
y sociales.
Pero
en aquella época El Nuevo Día , en lugar de resaltar lo crítico y
alarmante de la crisis fiscal y de deuda que enfrentábamos y por
consiguiente la urgencia de adoptar medidas de ajuste fiscal para evitar una
catástrofe mayor, le declaró la guerra a la administración entrante,
catalogando como innecesarias , demasiado drásticas e injustas las
medidas adoptadas. Le dio credibilidad a los alegatos que con el tiempo han
probado ser falsos por parte del PPD, de que el déficit que dejó y
el nivel de irresponsabilidad fiscal en que incurrió la administración de Aníbal
Acevedo Vila, estaba siendo artificialmente inflados y exagerados por la
administración entrante. Apoyó y promovió el “paro nacional” en el 2009,
convocado por el liderato sindical, el liderato del PPD, el PIP y el MST
, en contra de la Ley 7. La alarma ante el eminente estallido de una bomba de
deuda que hoy manifiesta tres años luego que la bomba se desactivó, no sólo no
la sonó cuando ésta estuvo a punto de estallar, sino que se opuso
militantemente a todas las medidas adoptadas para desactivarla en aquel
entonces. Los actuales cantos de sirena y de alarma y su gran consternación
sobre el prospectivo estallido de una bomba de deuda de El Nuevo Día, carecen
de toda credibilidad.
Gracias
a las valientes y eficaces medidas de ajuste fiscal que adoptó el
Gobernador Luis Fortuño en el 2009, éste pudo anunciar con gran orgullo
el pasado martes los principales logros de su administración en materia fiscal
y económica: la reducción del déficit fiscal heredado en un 90% (de $3,306
millones a $333 millones) en sólo tres años, la aprobación de la primera
reforma contributiva progresiva y más abarcadora en nuestra historia aumentado
el ingreso personal disponible de los individuos por un monto de $1,200
millones, el aumento de $39 millones en el presupuesto de la Policía de Puerto
Rico, 13% de aumento en las asignaciones para Mi Salud ( lo que permitirá
la incorporación de 50,000 personas adicionales al programa) y la asignación de
$52 millones adicionales para la Universidad de Puerto Rico, entre otros. El
salvar el crédito de Puerto Rico al mejorar la clasificación de los bonos del
ELA por las agencias clasificadoras. El contener la baja en picada de la
actividad económica (-4%) en el 2008 y restablecer por primera vez en seis años
el crecimiento económico (+1% en el 2012).
Todo
esto, a la vez que en pleno año electoral el presupuesto propuesto conlleva una
reducción de gastos de alrededor de $170 millones con relación al del
2011,en una gran demostración de prudencia y responsabilidad fiscal.
Finalmente,
El Nuevo Día se equivoca cuando responsabiliza a la actual administración
de poner en riesgo el crédito de Puerto Rico al financiar con nuevos préstamos
los decrecientes déficit fiscales. Los déficits hay que financiarlos con
ahorros propios (los que a la luz de estrechez fiscal son inexistentes) o
cogiendo prestado. Gracias a la Ley 7 y la creación del Fondo de Estabilización
Fiscal los nuevos préstamos para financiar los decrecientes déficits conllevan
un menor servicio a la deuda a la luz de intereses más bajos. Al reducir en 90%
el déficit, la actual administración ha logrado atenuar
significativamente el crecimiento de la deuda pública a un 22.7 % en este
cuatrienio, en comparación con un aumento de 54.8% en ésta bajo la Administración
de Sila Calderón y de 42.6% bajo la Administración de Aníbal Acevedo Vila. Es
por ello que es falso que nuestro crédito se tambaleé, por el contrario nuestro
crédito se ha fortalecido gracias a las certeras políticas adoptadas por la
actual administración .
Sí
por distorsiones y desinformaciones divulgadas similares a las de El
Nuevo Día , el electorado comete el error de no reconocer y validar las
actuales responsables y sanas políticas y elige nuevamente a los que crearon y
por poco provocan el estallido de la bomba crediticia en el 2008, en esta
ocasión la bomba se volverá a formar y estallará seguramente antes del 2015.
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