Comentarios en torno al “black hole” del status y el espacio “democrático radical” del profesor Carlos Pabón, por el profesorJaime Benson



(Incluyo a continuación un artículo, dirigido a mi atención para su publicación en el Quantum, por el amigo y profesor Jaime Benson, en torno a una nota al calce en un artículo publicado por mí recientemente , en la que recojo unos comentarios del también amigo y profesor Carlos Pabón, en torno a la problemática del estatus, y su impacto en la atención a otros problemas urgentes que afectan a la sociedad puertorriqueña. Eric Alvarez, autor y responsable del Quantum de la Cuneta.) 

Foto por Eric Alvarez © 2012. Todos los derechos reservados
Estimado Eric:

Ante la intensidad de mi atención al recién concluido evento  electoral plebiscitario, no tuve el tiempo y el espacio para reflexionar y reaccionar debidamente ante tu puntual análisis plebiscitario, el día previo al estratégico evento, titulado “ 3 millones de hispanos sin derecho al voto y la paradoja política de Estados Unidos y Puerto Rico . En el mismo señalas, acertadamente a mi entender, la urgencia de salir del impasse y el consiguiente estancamiento político, social económico que conlleva la continuidad de nuestra actual relación territorial-colonial con los Estados Unidos, y destacas lo injusto y antidemocrático que es perpetuar que a 3.6 millones de ciudadanos americanos se les nieguen los más elementales derechos políticos y sociales, tales como participar en la elección de las autoridades que le gobiernan,  tener la debida representación en las instancias gubernamentales que le rigen, y recibir trato igual en la asignación  de los recursos de la formación política de la que son parte. Es por ello que concluyes de nuevo, acertadamente a mi entender, y cito:
 Los puertorriqueños tienen la obligación ineludible de decidir, conscientes de que tras su decisión, no importa cual ésta sea, las tareas de saneamiento y reconstrucción de la sociedad puertorriqueña en los ámbitos económicos, sociales, culturales, y de convivencia democrática, habrán de tomar, posiblemente, cerca de 20 años antes de que se vean sus frutos. Sin embargo, esta es la única manera de finalizar el estancamiento histórico de Puerto Rico. El inadmisible estancamiento en el debate sobre su relación política con los Estados Unidos.
En el mismo escrito aludes a unos señalamientos sobre el tema  del profesor Carlos Pabón los cuales reproduces en una nota al calce, que a mi entender conllevan en algunas instancias una postura alternativa y distinta a la que postulas en tu ensayo, y que en lugar de contribuir a salir del impasse y estancamiento, sobre la dinámica y la discusión del status político, contribuyen a perpetuarlo. Veamos. A continuación reproduzco tu nota al calce con 
los señalamientos del profesor Pabón:
Mi postura no equivale a ignorar "la realidad de la cuestión del "status". Se trata de: (1) proponer que el status que deje de ser el "black hole" que se traga todo lo político y la política en PR; (2) reconocer que las elecciones generales no son plebiscitarias; (3) reconocer que el "status" define falsamente las diferencias "ideológicas" del país ("izquierda=independentista/soberanistas; "derecha"=estadistas"; "centro=ELA; y bloquea así otros posibles imaginarios alternos que no encajan en esta lógica; (4) que se puede articular un espacio político diferente al que define el status, un espacio transversal, que define lo político a partir de cuestiones sociales, económicas, y política y culturales que podemos llamar (por poner algún nombre) "progresista", de "izquierda", "alterno", "democrático-radical"; (5) que el llamado "voto útil" contribuye a bloquear esta posibilidad ya que se basa fundamentalmente en criterios "ideológicos" del "status"; (6) que el PPT, no empece las diferencias que tengo con este partido, abre una posibilidad para articular ese imaginario político "democrático-radical"; (6) que se puede y debe atender la cuestión del "status" de una forma que no sea lo fundamental ni lo que defina lo político y la política en PR; con discusiones y mecanismos que rompan la lógica tradicional de este asunto y que estén en correspondencia con los tiempos que corren.
Concuerdo con el profesor Pabón en que debemos esforzarnos para que el asunto del “status” deje de ser un “black hole” que se trague todo lo político y la política en Puerto Rico, y que muchos asuntos ideológicos y políticos de no poca monta (la opresión de las lesbianas y los homosexuales, de la mujer, de los inmigrantes, la fallida guerra contra las drogas ilegales, entre otros), transcienden este espinoso asunto. Quizás cuando el desgaste institucional de la actual relación territorial-colonial (hace unos 15 a 20 años atrás ) no era tan evidente y abrumador, y por ende, era relativamente más funcional tal posibilidad de superar el “black hole” del status político, y que se dirimieran muchos asuntos culturales y sociales más allá del mismo, propiciando inclusive alianzas sobre estos asuntos que agruparan estadistas, estadolibristas, soberanistas e independentistas.

Sin embargo, ante el evidente y abrumador desgaste institucional del ELA territorial y su correspondiente modelo de crecimiento económico en la actual coyuntura política, temo que lo anterior es extremadamente difícil, sino imposible, y que la única forma efectiva de superarlo de una vez y por todas, para poder evitar que el mentado “black hole” succione lo político y la política en el país,  es que cada cual  apoye e impulse acciones afirmativas para resolver el asunto del status político de forma transparente y democrática. En esa misma medida le restamos oxigeno al maldito “hoyo negro” del status, y podremos oxigenar un espacio alternativo para dilucidar otros asuntos de mayor importancia.

En la medida que se contribuya con esto a adelantar camino en la resolución transparente, justa y democrática de la cuestión colonial, en esa misma medida se crearán condiciones para la habilitación de espacios alternativos para la política y para lo político. Más aún, ya que la camisa de fuerza territorial-colonial agrava y dificulta sobremanera, la adecuada dilucidación de la amplitud de asuntos y problemáticas que van más allá del status político, tanto por la impotencia política resultante, como por la formación de tribus y bandos políticos en torno al endemoniado problema del status político, sólo si lo asumimos de frente y de forma innovadora en vías de resolverlo lo más pronto posible, podremos realmente experimentar avances significativos en tapar para siempre el desgraciado “black hole” que absorbe, y arropa, la política y lo político en Puerto Rico.   

A este respecto, entiendo que se dio un importante paso en la dirección indicada este pasado 6 de noviembre, a la luz de los claros resultados plebiscitarios. Pues, contrario al planteamiento de parte del profesor Pabón de que las elecciones generales no son plebiscitarias, las últimas dos jornadas electorales (2008 y 2012) irremediablemente lo han sido (me temo que las próximas también lo serán) y no solo por tácticas y estratagemas político-partidistas de conveniencia (las que sin duda han incidido en que así sea), sino, sobre todo, ante la clara y abrumadora realidad de la crisis institucional de fondo del sistema territorial-colonial que padecemos.

Abrumadora crisis que han tenido que asumir y reconocer los pasados tres incumbentes de Casa Blanca, y que los ha obligado a constituir el llamado “Task Force” de Casa Blanca, así como a rendir los correspondientes informes, con sus consiguientes recomendaciones, sobre como encaminar la solución del asunto. Es por ello que los principales partidos políticos locales se han visto forzados a asumir con mayor seriedad la cuestión del status, y elaborar sus respectivas propuestas especificas para resolverlo (Asamblea Constitucional de Status o Plebiscitos). Claro está, unos de forma más transparente, inclusiva y democrática que otros, pero no empece a ello, a asumirlo comoquiera.  

Ahora bien, es preciso puntualizar que desde la década del 40 del siglo pasado, el PPD, bajo el liderato de Luis Muñoz Marín, y luego bajo sus sucesores, han postulado de forma muy exitosa que las elecciones generales no son plebiscitarias, bajo el entendimiento, hasta cierto punto válido, que para atender lo relacionado al status existen mecanismos alternos (plebiscitos, asambleas constituyentes), y el entendimiento, menos válido, que los principales asuntos del país ( el desempleo, el crimen, la pobreza) se pueden atender y resolver adecuadamente sin necesidad de resolver el status político.  Es preciso reconocer que dicho argumento gozó de gran credibilidad y solvencia intelectual en la era de oro de la industrialización y modernización de Puerto Rico, y en etapas subsiguientes en que el ELA, y su modelo de crecimiento, fueron relativamente funcionales. Sin embargo, a la luz de la pasada década perdida, dicho argumento pierde fuerza y credibilidad, ante la inminente y profunda crisis del modelo político colonial.

El actual liderato del PPD postuló el mismo argumento, antes y durante la pasada contienda electoral, pero de forma evidentemente evasiva y defensiva. No empece a ello, ante la celebración de la consulta plebiscitaria el mismo día de las elecciones, se vieron obligados a participar del plebiscito defendiendo lo indefendible: la continuidad  de la actual condición política territorial. Por otro lado, la alta tasa de participación (75%) en el plebiscito, y los claros y contundentes resultados del mismo, tienden a evidenciar que, para un sector considerable de los electores, la afirmación de que las elecciones generales no son o no deben ser plebiscitarias, ha perdido su sentido, y por consiguiente, su poder de convocatoria.      

Por otro lado, es cierto que bajo los distintos posicionamientos en torno al status político (estadistas, independentistas, soberanistas y estadolibristas) coexisten una diversidad de posturas liberales, conservadoras y/o progresistas. Estas posturas se manifiestan ante los diversos asuntos sociales, culturales y económicos, más allá del status, en los respectivos bandos. No obstante lo anterior, a estas alturas es innegable que las distintas opciones de status implican unas consecuencias respecto a dos asuntos cardinales:
  1. El deterioro o debilitamiento, vis a vis la mejora o reforzamiento, del marco jurídico del actual Estado de derecho democrático liberal, y los consiguientes derechos ciudadanos;
  2. El  debilitamiento o eliminación, vis a vis el reforzamiento o expansión, de la importante red de seguridad social federal. Dos asuntos de no poca monta que el silenciarlos, y no asumirlos abiertamente, y de forma transparente, como hace el imperio mediático del Grupo Ferré Rangel, y la mayoría de los medios masivos de comunicación locales, esconde una agenda política anti-democrática, reaccionaria y neo-liberal.
Me consta que el profesor Pabón, no participa ni endosa dicha agenda política conservadora. Sin embargo, el que evidentemente subestime u obvie estas consideraciones no triviales, en lo que respecta al dilema del status político, y la consiguiente urgencia de resolverlo a la mayor brevedad, en vías de propiciar un resultado lo más favorable posible en esos dos frentes, no contribuye a su objetivo de crear un espacio político alternativo de orientación “progresista”.   

Puedo entender las empatías del profesor Pabón, pues las comparto, respecto a las posturas del PPT en la pasada campaña electoral en lo concerniente a dos asuntos: la legalización de la marihuana y su clara condena de la homofobia.

Sin embargo, no comparto su criterio de que el PPT “abre una posibilidad para articular ese imaginario político “democrático-radical (o progresista)”,  a la luz de las consabidas acciones autoritarias y claramente anti-democráticas de sus principales lideres en la APPU, en los cierres forzosos y violentos de la universidad, así como de su clara complicidad con regímenes dictatoriales militares en Cuba y Venezuela.  

En fin, para enterrar para siempre el asfixiante y paralizante “black hole”  del status que se traga lo político y la política  en Puerto Rico, urge que todos contribuyamos dentro lo posible a su pronta resolución, pues de lo contrario estaríamos contribuyendo a perpetuar su existencia. 

Comentarios

David ha dicho que…
Pero qué peso puede tener un plebiscito hecho no para resolver este problema de Puerto Rico hecho para dar impulso a la ahora agonizante administración? Encima está el papel que juegan las papeletas en blanco. Creo que aunque los estadoístas y otros las ignoren, están ahí y juegan a su manera, su función. De tomarse como válidas, diluyen los resultados de los anexionistas, algo de lo que los medios en los EEUU casi no han hecho eco. La ocasión en que se llevó a cabo y la razón no deben dejarse pasar por alto. Para colmo, ni fue una mayoría significativa (54% siendo optimistas) ni es vinculante, requisitos que el mismo Obama mencionó. No dudo que el actual marco de referencia llamado ELA se apaga y que el estadoísmo crece al par con nuestra dependencia. Aún así, no veo ningún cambio significativo pues despés de insistir varias veces, alguna vez tenía que ganar la estadidad, algo que como quiera, aún se discute.
Jaime Benson ha dicho que…
David el resultado plebiscitario tiene mucho peso a la luz de los siguientes factores, independientemente de los objetivos políticos partidistas a los que respondían el plebiscito:
1) Las opciones de status presentes (ELA territorial, ELA soberano, Estadidad e Independencia) son las únicas opciones jurídicamente viables bajo la Constitución estadounidense (como lo establece el Informe Obama) y las últimas tres son las únicas opciones reconocidas por el Derecho Internacional. En ese sentido fue inclusivo, democrático y transparente que fue el principal requisito que estableció el Informe Obama para avalar sus resultados. Esta administración intento que el plebiscito fuera avalado por el Congreso, pero gracias al cabildeo del PPD y su alianza con los sectores racistas y xenófobos de los republicanos no se logre, por lo tanto el Informe Obama avala y sugiere varias opciones plebiscitarias no vinculantes para que nos expresemos de forma clara y se compromete a apoyar estos.
2)Lo de las papeletas en blanco no tienen ningún significado ni en términos jurídicos. No hay forma de interpretar la intención del elector que emite un voto en blanco. El Estado de derecho local y federal así lo consignan. La interpretación acomodaticia de que fue una expresión anti-estadista no se sostiene .En todo caso fue tan anti-estadista, como anti-indepentista, como anti-soberanista, el problema es que la opción a favor del ELa territorial se dilucido en la primera pregunta y no es justo ni propio que se pueda votar dos veces por la misma opción, mientras solo se puede votar 1 vez por las otras.
3) Tecnicamente una super mayoría es cualquier resultado mayor a un 51%. 54% y 61% son claras super-mayorias.

Obama ya empeño su palabra y no le queda otra que cumplir o pagar las consecuencias respecto a su legado y deuda con los hispanos. Los republicanos se ven obligados a mitigar daños con los hispanos y algo de bajo riesgo y poco costos es respetar la clara expresión anti-colonial y estadista de los puertorriqueños. Se ha dado el primer paso el pedirla claramente, nos encaminamos a la descolonización y la opción política y socialmente más progresista lo es la igualdad ciudadana.

Saludos,
Jaime Benson

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