Estados Unidos y el voto latino: la paradoja republicana
La amplia victoria del Partido Republicano en la elecciones parlamentarias del pasado 2 de noviembre le plantea, por un lado, una contradicción a ese partido, específicamente a sus sectores más conservadores, y a aquellos vinculados al movimiento del Tea Party.
Por el otro, ahora que los republicanos serán mayoría en la Cámara de Representantes, y además tendrán la capacidad de imponer límites a los gastos del gobierno, se presenta un reto a la manera en que habrán de ser manejados asuntos relacionados con los hispanos, como el de la Ley sobre Inmigración de Arizona, la reforma migratoria, aún pendiente en la agenda política del presidente Barack Obama, así como la política hacia América Latina y el Caribe. Finalmente, estos resultados confirman el proceso de transición que vive la sociedad norteamericana y su clase política en cuanto a la aceptación de la diversidad y la definición del “ser ciudadano” de los Estados Unidos. (Continúa. Para el resto del texto oprima "Continuar leyendo".)
Posiciones ideológicas aparte —Marco Rubio, republicano de origen cubanoamericano, electo al Senado por el estado de la Florida, es considerado por muchos como un ultra-conservador— lo cierto es que, como refleja el reportaje de José A. Delgado de El Nuevo Día, del 5 de noviembre de 2010, el peso y presencia del electorado y los líderes latinos en la política de los Estados Unidos continúa en ascenso.
A la elección de Rubio al Senado —quien se une al demócrata Robert Menéndez (por el estado de New Jersey) como los únicos latinos en ese cuerpo— se suman los 7 republicanos hispanos electos a la Cámara, un aumento de cuatro representantes de acuerdo al reportaje de Delgado. Estos se suman a los 17 demócratas para un total de 24 congresistas hispanos en ese cuerpo.
En el campo demócrata, y gracias al respaldo masivo del voto hispano, Harry Reid, del estado de Nevada, y líder de la mayoría en el Senado, así como Bárbara Boxer, del estado de California, regresarán a ese cuerpo, y Jerry Brown, será gobernador de California.
A estos resultados se suma el hecho de que los republicanos Brian Sandoval y Susana Martínez serán gobernadores de Nevada y Nuevo México, respectivamente, lo que destaca la presencia de latinos de ese partido en la política norteamericana. Es particularmente interesante el hecho de que los únicos gobernadores hispanos en Estados Unidos estén afiliados al Partido Republicano.
Las elecciones del martes pasado dejaron claro que los hispanos tienen un peso vital en los procesos políticos, lo que resulta ser un reto para toda la clase política, desde los sectores más conservadores hasta los más liberales. En la realidad sociopolítica de los Estados Unidos hay, por necesidad, que contar con el voto hispano, y el liderato político de ese sector, lo cual tiene efectos tanto sobre la política doméstica como, en el plano internacional, en la política respecto a América Latina.
En el plano doméstico inmediato, y en lo que respecta a los asuntos que preocupan a los inmigrantes hispanos, legales e ilegales, la existencia de un Senado demócrata, una Cámara de Representantes republicana, y un Presidente en minoría, plantea la posibilidad de diferentes escenarios que dependerán de las maneras en que se haga uso del poder en un sistema diseñado a base de balances y contrapesos, y de los procesos de negociación que son característicos de situaciones como la presente.
Aunque la cantidad de congresistas que apoyaban la aprobación de mecanismos condicionados para la legalización de los indocumentados se redujo de 206 a 170, la realidad es más compleja, y es de esperar que entre los propios congresistas republicanos hayan matices y énfasis distintos sobre este asunto. En ese contexto, la creciente importancia del voto hispano será un criterio que no podrá ser fácilmente obviado al momento de actuar sobre los asuntos de política migratoria. (Sobre este tema vea el artículo de Andrés Oppenheimer titulado New Congress won't lead to `fortress America', publicado en el Miami Herald del 4 de noviembre, o su versión en español en Informe21.com)
El hecho de que los procesos legislativos no estén bajo el control de un sólo partido no debería impedir que se atiendan —sino todo lo contrario— los intereses y preocupaciones de quienes, ante realidades como la de Arizona, favorecen el aumento de controles migratorios, y a un mismo tiempo, permitir una vía para la legalización de los 11 millones de indocumentados, la mayoría de los cuales se encuentran hace años residiendo y trabajando en los Estados Unidos, sin representar amenaza alguna a la seguridad de la sociedad. Una reforma migratoria integral no debe promover el racismo, o el discrimen por origen nacional, ni obviar el control en los procesos de entrada y permanencia en el país.
En el plano de la política hacia Latinoamérica, se teme que por el lado republicano se insista en la reducción de las ayudas a los gobiernos de la región, particularmente México, Centroamérica y el Caribe, en las áreas de la lucha antidrogas y de apoyo humanitario.
Ante la posible reducción de las ayudas a estos países cobra mayor importancia la adopción por los Estados Unidos de una política efectiva dirigida a promover el desarrollo económico de los países de América Latina y el Caribe, lo cual contribuiría a reducir el flujo migratorio y de fuga de cerebros hacia el país. La consideración y eventual aprobación de los acuerdos comerciales con Colombia y Panamá, aún pendientes sobre la mesa, sería un paso en la dirección correcta.
Reconozco que el desarrollo de una política comercial que contribuya al desarrollo económico en la región enfrenta diversos obstáculos. La mayoría de éstos provienen de los propios países de América Latina, cegados por los populismos nacionalistas y el antiamericanismo, a lo que se unen las posiciones aislacionistas y proteccionistas de los sectores más extremos del lado conservador en los Estados Unidos. Ante estos últimos, la presión por parte de los hispanos puede servir de contrapeso para favorecer el desarrollo de políticas comerciales que promuevan el desarrollo en la región.
La gran paradoja para el Partido Republicano consiste en que su liderato sabe, como lo sabe toda la clase política norteamericana, que mostrar simpatías por las propuestas del movimiento del Tea Party, puede ganarle adeptos entre sectores conservadores de la población; sin embargo, habida cuenta del continuo crecimiento demográfico y político de los hispanos, aun dentro de su propio partido, lo aconsejable sería asumir una actitud prudente frente a las inquietudes y reclamos de este sector.
Después de todo, tanto la elección de George Bush, hijo, como la del presidente Obama en el 2008, y aún la de varios de los propios candidatos republicanos en las elecciones del martes pasado, estuvieron de una u otra manera en las manos de un sector que ha pasado de ser importante únicamente como tarjeta de mercadeo comercial, a uno que puede decidir quien regirá los destinos de los Estados Unidos. Algo que no debe, ni puede, ser desdeñado o simplemente pasado por alto.
Los resultados de las elecciones del 2 de noviembre pasado permiten reiterar que los cambios demográficos en los Estados Unidos, así como los desarrollos tecnológicos y científicos globales, han ido, y seguirán planteando, el desarrollo de una nueva realidad a la sociedad norteamericana y su clase política.
Esa gradual transformación de la realidad, así como de los paradigmas políticos, apuntan a que la noción de “ser ciudadano” habrá de basarse, cada vez más, en la aceptación por el individuo de un conjunto de principios y responsabilidades bajo un orden constitucional, en lugar de estar condicionados al lugar de nacimiento, a la nacionalidad o al origen étnico de las personas. (Sobre este tema vea los artículos bajo la sección titulada “Diversidad y Ciudadanía”.)
El proceso de transición que vive Estados Unidos en torno a la concepción de “ser ciudadano”, así como de la aceptación definitiva de la pluralidad —para algunos tal vez por simple resignación— como rasgo sociopolítico distintivo de la sociedad norteamericana es, sin dudas, uno lento y zigzagueante. Así ha sido desde la prohibición de la esclavitud, pasando por el reconocimiento del derecho al voto a las mujeres y los derechos democráticos de los afroamericanos, hasta la elección del primer presidente de la raza negra en la historia norteamericana. El desarrollo y reconocimiento de los derechos individuales y la democracia en los Estados Unidos no ha sido un proceso lineal. Por eso, y en el caso específico de los hispanos, ante sus cambios de ruta, sus avances y sus retrocesos, se puede afirmar, como dijera Galileo, “…pero se mueve”. Siempre lo ha hecho.
Por el otro, ahora que los republicanos serán mayoría en la Cámara de Representantes, y además tendrán la capacidad de imponer límites a los gastos del gobierno, se presenta un reto a la manera en que habrán de ser manejados asuntos relacionados con los hispanos, como el de la Ley sobre Inmigración de Arizona, la reforma migratoria, aún pendiente en la agenda política del presidente Barack Obama, así como la política hacia América Latina y el Caribe. Finalmente, estos resultados confirman el proceso de transición que vive la sociedad norteamericana y su clase política en cuanto a la aceptación de la diversidad y la definición del “ser ciudadano” de los Estados Unidos. (Continúa. Para el resto del texto oprima "Continuar leyendo".)
Posiciones ideológicas aparte —Marco Rubio, republicano de origen cubanoamericano, electo al Senado por el estado de la Florida, es considerado por muchos como un ultra-conservador— lo cierto es que, como refleja el reportaje de José A. Delgado de El Nuevo Día, del 5 de noviembre de 2010, el peso y presencia del electorado y los líderes latinos en la política de los Estados Unidos continúa en ascenso.
A la elección de Rubio al Senado —quien se une al demócrata Robert Menéndez (por el estado de New Jersey) como los únicos latinos en ese cuerpo— se suman los 7 republicanos hispanos electos a la Cámara, un aumento de cuatro representantes de acuerdo al reportaje de Delgado. Estos se suman a los 17 demócratas para un total de 24 congresistas hispanos en ese cuerpo.
En el campo demócrata, y gracias al respaldo masivo del voto hispano, Harry Reid, del estado de Nevada, y líder de la mayoría en el Senado, así como Bárbara Boxer, del estado de California, regresarán a ese cuerpo, y Jerry Brown, será gobernador de California.
A estos resultados se suma el hecho de que los republicanos Brian Sandoval y Susana Martínez serán gobernadores de Nevada y Nuevo México, respectivamente, lo que destaca la presencia de latinos de ese partido en la política norteamericana. Es particularmente interesante el hecho de que los únicos gobernadores hispanos en Estados Unidos estén afiliados al Partido Republicano.
Las elecciones del martes pasado dejaron claro que los hispanos tienen un peso vital en los procesos políticos, lo que resulta ser un reto para toda la clase política, desde los sectores más conservadores hasta los más liberales. En la realidad sociopolítica de los Estados Unidos hay, por necesidad, que contar con el voto hispano, y el liderato político de ese sector, lo cual tiene efectos tanto sobre la política doméstica como, en el plano internacional, en la política respecto a América Latina.
En el plano doméstico inmediato, y en lo que respecta a los asuntos que preocupan a los inmigrantes hispanos, legales e ilegales, la existencia de un Senado demócrata, una Cámara de Representantes republicana, y un Presidente en minoría, plantea la posibilidad de diferentes escenarios que dependerán de las maneras en que se haga uso del poder en un sistema diseñado a base de balances y contrapesos, y de los procesos de negociación que son característicos de situaciones como la presente.
Aunque la cantidad de congresistas que apoyaban la aprobación de mecanismos condicionados para la legalización de los indocumentados se redujo de 206 a 170, la realidad es más compleja, y es de esperar que entre los propios congresistas republicanos hayan matices y énfasis distintos sobre este asunto. En ese contexto, la creciente importancia del voto hispano será un criterio que no podrá ser fácilmente obviado al momento de actuar sobre los asuntos de política migratoria. (Sobre este tema vea el artículo de Andrés Oppenheimer titulado New Congress won't lead to `fortress America', publicado en el Miami Herald del 4 de noviembre, o su versión en español en Informe21.com)
El hecho de que los procesos legislativos no estén bajo el control de un sólo partido no debería impedir que se atiendan —sino todo lo contrario— los intereses y preocupaciones de quienes, ante realidades como la de Arizona, favorecen el aumento de controles migratorios, y a un mismo tiempo, permitir una vía para la legalización de los 11 millones de indocumentados, la mayoría de los cuales se encuentran hace años residiendo y trabajando en los Estados Unidos, sin representar amenaza alguna a la seguridad de la sociedad. Una reforma migratoria integral no debe promover el racismo, o el discrimen por origen nacional, ni obviar el control en los procesos de entrada y permanencia en el país.
En el plano de la política hacia Latinoamérica, se teme que por el lado republicano se insista en la reducción de las ayudas a los gobiernos de la región, particularmente México, Centroamérica y el Caribe, en las áreas de la lucha antidrogas y de apoyo humanitario.
Ante la posible reducción de las ayudas a estos países cobra mayor importancia la adopción por los Estados Unidos de una política efectiva dirigida a promover el desarrollo económico de los países de América Latina y el Caribe, lo cual contribuiría a reducir el flujo migratorio y de fuga de cerebros hacia el país. La consideración y eventual aprobación de los acuerdos comerciales con Colombia y Panamá, aún pendientes sobre la mesa, sería un paso en la dirección correcta.
Reconozco que el desarrollo de una política comercial que contribuya al desarrollo económico en la región enfrenta diversos obstáculos. La mayoría de éstos provienen de los propios países de América Latina, cegados por los populismos nacionalistas y el antiamericanismo, a lo que se unen las posiciones aislacionistas y proteccionistas de los sectores más extremos del lado conservador en los Estados Unidos. Ante estos últimos, la presión por parte de los hispanos puede servir de contrapeso para favorecer el desarrollo de políticas comerciales que promuevan el desarrollo en la región.
La gran paradoja para el Partido Republicano consiste en que su liderato sabe, como lo sabe toda la clase política norteamericana, que mostrar simpatías por las propuestas del movimiento del Tea Party, puede ganarle adeptos entre sectores conservadores de la población; sin embargo, habida cuenta del continuo crecimiento demográfico y político de los hispanos, aun dentro de su propio partido, lo aconsejable sería asumir una actitud prudente frente a las inquietudes y reclamos de este sector.
Después de todo, tanto la elección de George Bush, hijo, como la del presidente Obama en el 2008, y aún la de varios de los propios candidatos republicanos en las elecciones del martes pasado, estuvieron de una u otra manera en las manos de un sector que ha pasado de ser importante únicamente como tarjeta de mercadeo comercial, a uno que puede decidir quien regirá los destinos de los Estados Unidos. Algo que no debe, ni puede, ser desdeñado o simplemente pasado por alto.
Los resultados de las elecciones del 2 de noviembre pasado permiten reiterar que los cambios demográficos en los Estados Unidos, así como los desarrollos tecnológicos y científicos globales, han ido, y seguirán planteando, el desarrollo de una nueva realidad a la sociedad norteamericana y su clase política.
Esa gradual transformación de la realidad, así como de los paradigmas políticos, apuntan a que la noción de “ser ciudadano” habrá de basarse, cada vez más, en la aceptación por el individuo de un conjunto de principios y responsabilidades bajo un orden constitucional, en lugar de estar condicionados al lugar de nacimiento, a la nacionalidad o al origen étnico de las personas. (Sobre este tema vea los artículos bajo la sección titulada “Diversidad y Ciudadanía”.)
El proceso de transición que vive Estados Unidos en torno a la concepción de “ser ciudadano”, así como de la aceptación definitiva de la pluralidad —para algunos tal vez por simple resignación— como rasgo sociopolítico distintivo de la sociedad norteamericana es, sin dudas, uno lento y zigzagueante. Así ha sido desde la prohibición de la esclavitud, pasando por el reconocimiento del derecho al voto a las mujeres y los derechos democráticos de los afroamericanos, hasta la elección del primer presidente de la raza negra en la historia norteamericana. El desarrollo y reconocimiento de los derechos individuales y la democracia en los Estados Unidos no ha sido un proceso lineal. Por eso, y en el caso específico de los hispanos, ante sus cambios de ruta, sus avances y sus retrocesos, se puede afirmar, como dijera Galileo, “…pero se mueve”. Siempre lo ha hecho.
Comentarios
Tengo mis dudas sobre algunos puntos que planteas. Me limito, por ahora, a la siguiente pregunta:
En los EE.UU., ¿estarías de acuerdo con que, dependiendo del estado, el electorado 'hispano' se afilia a los partidos, más o menos, de manera diferente? Si no, ¿por qué?
Pienso precisamente en los casos de Rubio y Menéndez, Reid, Boxer y Brown, por ejemplo: Rubio siendo no sólo republicano, sino de extrema derecha conservadora y, los demás, demócratas del centro hacia la izquierda... El estado de Nevada siendo la excepción en este caso (Midterm 2010), por la elección simultánea de Reid y Sandoval...
Me gustaría saber qué piensas.
Es tarde. El resto de mis preguntas tendrá que esperar...
Un abrazote a amb@s.
las entradas a las cuales me refiero por si te interesa:
Querida familia, o sobre el poder del voto...
http://ortizfeliciano.blogspot.com/2010/10/querida-familia-o-sobre-el-poder-del.html
publicado el 23 de cotubre/2010
Querida familia, o el factor Ñ y algo sobre la importancia de la reforma sanitaria para los latinos...
http://ortizfeliciano.blogspot.com/2010/10/querida-familia-o-el-factor-n-y-algo.html
publicado el 27 de cotubre/2010
Latinos planean dar parranda de votos en elecciones de los Estados Unidos: actualizaciones
http://ortizfeliciano.blogspot.com/2010/10/latinos-planean-dar-parranda-de-votos.html
publicado el 29 de cotubre/2010
y, Latinos planean dar parranda de votos en elecciones de los Estados Unidos: que siga la fiesta...
http://ortizfeliciano.blogspot.com/2010/11/latinos-planean-dar-parranda-de-votos.html
publicado el 1ero de noviembre/2010
Bueno voy a anotar enviarte un enlace con lo que finalmente presente al respecto.
saludos
roberto 'pachi' ortiz feliciano
Si. Me parece que el voto hispano (no olvidemos que se trata de ciudadanos norteamericanos de origen hispano) se "afilia" dependiendo del estado.
Sin embargo, desde mi perspectiva, la filiación y la manifestación del voto hispano, son fenómenos dinámicos, flexibles, elásticos, fluídos...
Yo no creo que haya una correlación entre ser hispano y apoyar necesariamente, y en todo momento, a los demócratas. No me parece que el voto hispano deba considerarse "a priori" como un voto liberal, mucho menos de "izquierdas", signifique esto último lo que signifique a estas alturas de los tiempos.
Me parece que el apoyo electoral de los hispanos puede moverse en cualquier dirección; demócrata o republicana. Mi impresión es que todo dependerá de cuáles sean las condiciones de vida y las necesidades de ese sector del electorado en el estado, ciudad o condado específico del que se trate, y de cómo se presenten los candidatos para atender esas necesidades.
A modo de ejemplo, la republicana hispana, Susana Matínez, quien se convirtió en la primera mujer gobernadora de Nuevo México, y que antes de ser candidata se desempeñaba como una fiscal de distrito en el condado Doña Ana, ganó las elecciones en ese estado sin contar con el respaldo del voto hispano, pero obteniendo el 54% de todos los votos emitidos.
Su oponente demócrata era Diane Denish, una mujer nacida en Nuevo México de origen norteamericano. Debe recordarse, por otro lado, que el gobernador anterior era el demócrata Bill Richardson, de origen mexicano.
En todo caso, su victoria comprueba que el ser hispano no es un impedimento para resultar electo a un puesto de esta importancia. También su caso sirve de ejemplo de que el ser hispano no garantiza la obtención del voto hispano, al menos no de la totalidad, como ocurrió en el caso de Rubio.
Según los exit polls llevados a cabo, éste obtuvo el 55% de los votos hispanos emitidos. Algunos adjudican ese porcentaje a los votantes cubanoamericanos de orientación republicana, y que sí se movilizaron a votar. Por otro lado, se indica, el electorado hispano demócrata simplemente no salió a votar, como de hecho sí lo hizo en el 2008, para asegurar la victoria de Obama.
Lo que me parece evidente es que la presencia hispana en los procesos políticos en los Estados Unido sigue aumentando y adquiriendo una importancia vital. Ello, a pesar del deseo de los sectores más atascados en el racismo que predominó durante gran parte del siglo pasado, y de las teorías neo-antiamericanas que ven a esa sociedad como un ente homogéneo e inmóvil.
Como digo en mi artículo, se trata de una sociedad dinámica, en continuo movimiento, y siempre lo ha sido. El fenómeno hispano no hace otra cosa que confirmarlo.
Creo que estamos de acuerdo con que no hay que caer en la trampa de pensar que l@s hispan@s en los EE.UU se afilian siempre al partido demócrata. Eso es un gran mito que cada vez más se hace pedazos. Mi primera pregunta partía precisamente de esa observación.
Como lo prometido es deuda, aquí van las demás preguntas/dudas que tenía (y te advierto que algunas son compuestas....):
2. La creciente influencia de poder del Tea Party vis à vis al creciente 'poder' del voto 'hispano' (independientemente de hacia dónde apunte), ¿podría persuadir —en tu opinión— a sectores del nuevo congreso en DC a atender más al sector hispano o —por el contrario– a debilitarlo por medio de medidas dirigidas a imposibilitar/disuadir la inmigración en un futuro cercano; a persecuciones raciales; a violencia (O, más aún, a deportaciones masivas de quienes ya residen en alguno de los estados/territorios pero no tienen la ciudadanía)?
3.¿Cómo —en tu opinión, y de suceder lo segundo— este asunto afectaría la economía de la nación? Como nota al calce a esta pregunta, no olvidemos que a la Palin están llamándola ahora "The Kings Maker"... O sea, que ella (como, quizás, el principal símbolo de este movimiento) es a quien están escuchando sus seguidores a la hora de apoyar candidat@s. Y, generalmente (al menos), el Tea Party quiere que 'America' les sea 'devuelta' (y esto no quiere decir, para nada, devuelta a sus poblaciones originarias).......
4. ¿Piensas que el Tea Party (en general, claro —también allí hay divisiones...) está claro con que los estadounidenses de extracción hispana (estadounidenses, hoy, por nacimiento o por adquisición de ciudadanía) SON estadounidenses, y no meramente 'Latin immigrants'? Y, ¿dónde ponen —si así consideran a este sector de la población), a los indocumentados de extracción hispana, aún cuando forman parte escencial de la fuerza laboral (sobre todo en el sector agrícola y la manufactura)? Aquí me refiero a tu afirmación "Esa gradual transformación de la realidad, así como de los paradigmas políticos, apuntan a que la noción de 'ser ciudadano' habrá de basarse, cada vez más, en la aceptación por el individuo de un conjunto de principios y responsabilidades bajo un orden constitucional, en lugar de estar condicionados al lugar de nacimiento, a la nacionalidad o al origen étnico de las personas."
Y, según esa misma afirmación tuya, me queda la duda: ¿no que cualquier persona que se 'documente' en los EE.UU. —proviniendo de cualquier otro país— tiene que asumir esto, por ley, de todos modos? Al menos hasta donde tengo entendido. Corríjeme si estoy en un error...
(sigue en el próximo comentario)...
Y, según esa misma afirmación tuya, me queda la duda: ¿no quecualquier persona que se 'documente' en los EE.UU. —proviniendo de cualquier otro país— tiene que asumir esto, por ley de todos modos?Al menos hasta donde tengo entendido. Corríjeme si estoy en un error...
5. Afirmas que Obama es "el primer presidente de la raza negra": en los EE.UU. ¿Por qué? Pregunto esto porque pienso que, en todo caso, a nivel específicamentel de 'raza', Obama equivale precisamente a un hispano proveniente del Caribe, o de algunas costas de de América del Sur, etc (o, para ir más allá, a cualquier persona mulata en cualquier parte del mundo, ésa que tiene una mezcla de sangre negra y blanca). ¿No sería más preciso afirmar que Obama es el primer presidente PERCIBIDO (por razones de contexto en los EE.UU) como de raza negra? Pero, precisamente, eso traería consigo la contradicción de distinguirlo (racialmente) de much@s de es@s propi@s hispan@s a los que aludimos aquí. ¿Tela pa' cortar?
(Continúa en el siguiente comentario)....
Ufff. Es tarde.
Un abrazo fuerte, y gracias por tu paciencia para con este larguísimo comentario, mis preguntas (muchas de ellas seguramente estúpidas) y por ponerme a pensar.
Perdona la idiotez (es tarde....) :-)
Abrazos.
Por ahora, ofrezco unos comentarios muy preliminares como respuesta a tus preguntas:
1. Me parece qu el peso del Tea Party se ha sobreestimado debido a que sirvió como un agente movilizador del voto republicano en estas elecciones midterm.
El mejor análisis del Tea Party que he leído hasta ahora es de Vargas Llosa, tan odiado e incomprendido, principalmente por personas que simplemente "lo dejaron de leer". Aquí te incluyo el enlace a su artículo en El País sobre el Tea Party.
http://www.elpais.com/articulo/opinion/caras/Tea/Party/elpepiopi/20101024elpepiopi_12/Tes )
Como sabes, ni el Tea Party, ni Sarah Palin, constituyen el primer movimiento con tendencias ultra conservadoras en la historia política de los Estados Unidos. El hecho es que estas tendencias van de frente contra las tendencias demográficas y la sociopolítica que ello plantea en los Estados Unidos, no sólo respecto a los hispanos, sino sobre el conjunto de las llamadas minorías. En los artículos del blog bajo la categoría o sección de “diversidad y ciudadanía” discuto mi hipótesis sobre este asunto.
2. Cuando me refiero a la visión sobre el "ser ciudadano", es al hecho de que por muchos años la condición de ciudadanos de los afroamericanos, hispanos, orientales, griegos, italianos, etc. , etc. , no les liberaba del discrimen.
El asunto de fondo no es jurídico, sino del reconocimiento efectivo de que esos ciudadanos de etnias, razas y orígenes nacionales distintos, son tan ciudadanos como el resto de la población wasp. Lo importante, me parece, es que la sociedad y la clase política les reconozca efectivamente como ciudadanos legítimos, con plenos derechos y oportunidades para optar, como han optado, por alcanzar puestos de importancia vital en la política y en el sociedad norteamericana en general.
Lo importante es que se reconozca, y respete, no sólo jurídicamente, sino en la realidad cotidiana, la pluralidad y la diversidad. El proceso que observo en Estados Unidos es en esa dirección, aunque como digo en el artículo, no hay procesos lineales.
Sobre este tema publiqué unos artículos en el Quantum tomando como base la nominación de Sotomayor. Te invito a darles una mirada cuando te sea posible.
3. Sobre la negritud de Obama... Bueno, para lo criterios raciales en los Estados Unidos, el presidente es de la raza negra, elemento que sin dudas le ayudó a captar la imaginación de los electores en el 2008, particularmente la juventud, las minorías y los sectores más liberales del electorado.
Después de todo, de lo que se trata es de considerar los méritos de cada cual no importa su origen nacional, étnico, su género, o su orientación sexual. En la medida en que nos colocamos defensivamente ante las consignas del Tea Party, en esa misma medida obviamos el hecho de que las minorías constituirán la mayoría de la población en muy pocos años, y que el ascenso político, así como las puertas abiertas por los hispanos en Estados Unidos, confirman la capacidad de esa sociedad para reinventarse y redefinirse a lo largo de la historia.
Por otro lado, en la mejor tradición liberal, no hay por qué descartar aquellos planteamientos serios y razonables que puedan estar contenidos en las propuestas del Tea Party.
Espero con esto haber contestado, aunque sea de manera general, tus interesantes cuestionamientos. Como dices, hay tela para cortar, muchísimas reflexiones que realizar, y datos históricos que verificar, para llevar a cabo el análisis que tu mapa de ruta propone.
Como te dije, es como para armar un libro que analice tus observaciones, y permita ir sobre las ideas que sugiero, abierto a revisar, ampliar, y corregir todo lo que sea necesario.
Por lo pronto, un abrazo y cariños tanto de parte de Yrsa como de mi parte.
Gracias también por el enlace al artículo de Vargas Llosa. Sus observaciones son muy acertadas y abundan a la comprensión del fenómeno del TP.
Aquí van otras observaciones:
Precisamente, creo (como tú), que ese movimiento partió de una estrategia más de ciertos sectores de derecha para movilizar a sus 'adeptos'... no a pensar críticamente, sino a reaccionar emocionalmente (cosa que la Palin inició en 2008 pero se intensificó hacia el Midterm). Diría yo que, en ese sentido, han ido un paso más allá que Karl Rove cuando Bush hijo; Rove, 'The Architect', quien sagazmente se aprovechó de la condición humana (y añado yo, la ignorancia) para sembrar miedo a la pérdida de 'Dios' al 'ateísmo' liberal, la pérdida de 'America' a las minorías (y, quizás, al cuco del Islam), y la pérdida de 'seguridad' al terrorismo.
El Tea Party ha ido más allá, y, como observa Vargas Llosa, no debe ser pasado por alto como movimiento: se han aprovechado del miedo a que el Estado se interponga al progreso y oportunidades a nivel individual. En ese sentido, específicamente, es cierto que lo que plantean, como dice él, es una preocupación legítima (aún cuando en sus demás 'issues' suenan casi psicóticos...).
Te pregunto: ¿Piensas que, por ese issue del 'poder del Estado", cualquier minoría en los EE.UU. los toma en cuenta (y los escucha) con mayor atención?; un gran porcentaje de la inmigración (hispana y no) vive en esa nación precisamente porque le brinda oportunidades de progreso y libertad personal que sus países no le ofrecen.
Ahí se da otro fenómeno que debemos tomar en cuenta: las generaciones NACIDAS en los EE.UU (o sea, las que NO vivieron lo que vivieron sus antepasados) y cuyos padres y/o abuelos llegaron escapando de sus pasados restrictivos. ¿Cómo comparan sus ideales con los de sus antepasados, cuando a política local (en sus estados, ciudades, condados, etc) se refiere? Es interesante que en 2008 el voto joven fue arrasador, a favor de Obama, y en 2010 sólo una fracción de ese voto fue emitido... Y de ésos, los votos de jóvenes 'hispan@s' fueron aún menos. ¿El fenómeno del Midterm como un 'non-issue' en la mente de l@s jóvenes? Te pregunto, también, en tu opinión.
Nada. Cortando la tela, pensando. Esto es un asunto de relevancia, y sumamente complejo, sin duda. Te felicito por haber iniciado la conversa.
¡Un abrazo!